
El expresidente nacional del Partido Radical (PR), actual Presidente de la Junta Directiva de la Universidad de La Serena, analiza con mesura el complejo momento que atraviesa la tienda.
Velasco, quien hace un año enfrentó en las urnas la derrota de su colectividad, advierte que el PR vive de «victorias añejas» y urge a sus militantes a ser un «río contribuyente» para llenar el espacio huérfano de la socialdemocracia chilena.
Joaquín López Barraza
Con la calma de quien mira un familiar paisaje, lejos del ruido de las ruedas de prensa y el asedio de los micrófonos, Ernesto Velasco, expresidente nacional del Partido Radical (PR), analizó con mesura el complejo momento que atraviesa la tienda.
El «arquitecto político» de uno de los últimos auges del partido entiende que, tras los resultados que dejaron al PR al borde de la disolución legal, más que una tormenta devastadora, se abre una luz de esperanza para renovar este movimiento con 162 años de historia.
Velasco fue categórico al diagnosticar la situación, enfatizando que la crisis del PR no es un hecho aislado, sino un fenómeno que atraviesa a todas las colectividades históricas.
Advierte que la inestabilidad es global: «Donde tú clavas la vista, los partidos tradicionales han desaparecido partidos en Italia, en Francia». El ex timonel sentenció que Chile vive en una «sociedad tan líquida» y digital que el castigo es feroz y veloz : «Hoy día los desafíos son otros… en cualquier momento el ciudadano te castiga y el castigo es feroz. Esto le puede ocurrir a cualquiera».
El analista político subrayó que la crisis se debe a que los partidos tradicionales no han sido capaces de dar la respuesta a una sociedad «compleja, desagregada y descreída». Por ello, el llamado a la «autocrítica profunda» es fundamental, señalando que «el premio de hoy es castigo mañana».
El legado de Coquimbo
y las «victorias añejas»
Para Velasco, el radicalismo debe aferrarse a su esencia y a su vínculo con el norte. Recordó que el partido debe preservar el sello de ser un partido humanista, laico y racionalista, precursor de la socialdemocracia en Chile.
No obstante, ahí radica la principal falla: los logros del pasado, como la creación de la CORFO o el Estado laico, son hoy «victorias añejas» que ya no conectan con el electorado.
«La gran causa del radicalismo en el siglo XIX era un Estado laico… Hoy día los desafíos son otros», afirmó, sentenciando que no se puede vivir para siempre de triunfos pasados.
La agenda del Siglo XXI
y el vacío político
El desafío es, entonces, cambiar la forma de hacer política y actualizar la agenda. Velasco detalló que las nuevas consignas deben abordar la seguridad, el desarrollo a escala humana, los temas urbanos y la investigación tecnológica.
El objetivo final del PR debe ser «fortalecer la democracia liberal», que hoy se encuentra en peligro frente al populismo y la demagogia. En este contexto, Velasco identificó el vacío político: «El mundo socialdemócrata… hoy día está huérfano y tiene una expresión política que hay que recuperar».
El expresidente cree que el gran aporte del radicalismo al futuro es ser un «río contribuyente» que ayude a llenar ese espacio y recuperar el sentido estratégico del centro izquierda.
Liderazgo, bienes y
llamado a la grandeza
Respecto a la constante crítica sobre la carencia de líderes, Velasco aceptó el problema, pero advirtió que la solución no es un «culto a la personalidad».
Subrayó que, si bien las instituciones necesitan liderazgo, este debe tener un «contenido» y una «mirada estratégica» que dialogue con la sociedad, porque «los hombres pasan, las instituciones quedan».
Velasco también abordó la polémica administrativa en caso de disolución, confirmando que los antiguos estatutos del partido establecen que los bienes pasarían a la Gran Logia de Chile. No obstante, sugirió buscar los mecanismos para que esos bienes puedan contribuir a una eventual reconstrucción de la colectividad.
El mensaje final de Velasco fue una invitación a la humildad y a ver la crisis como una oportunidad para renacer. Afirmó que «a veces un baño de humildad, un buen porrazo, sirve para despertar y hacer las cosas bien».
Si bien él hoy se encuentra dedicado a la gestión académica, presidiendo la Junta Directiva de la Universidad de La Serena, y no tiene contemplado un retorno a la primera línea política, afirmó que siempre estará disponible para colaborar en la refundación del PR «desde el plano de las ideas». El momento, concluyó, exige «grandeza» y dejar de lado el «chaqueteo».































