Hernán Godoy (Caso Cox) : «Se han tomado mucho tiempo para investigar un secreto a voces»

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Este 18 de junio se cumplirán cuatro años desde que una de las víctimas del ex arzobispo de La Serena Francisco José Cox realizara la primera denuncia y comenzara una posterior investigación de los abusos: «Han pasado muchos años
y eso lo tenemos claro, pero nos merecemos, por la lucha que hemos dado, una respuesta más concreta de parte de la justicia».

Cuando Hernán Godoy (49) recuerda los abusos cometidos por el ex arzobispo Cox, ya no habla como susurrando, como lo hacía antes. Ahora lo hace con voz fuerte. Y con la misma voz lamenta que, pronto a cumplirse cuatro años de la denuncia que hizo en tribunales, «el caso siga dormido».

Fue en 18 de junio de 2018 cuando hizo la denuncia, y hasta la fecha, incluso con Cox ya fallecido, «seguimos esperando la resolución de esta causa y creemos que es suficiente tiempo como para haber tenido un dictamen y haber encontrado culpable a Cox».

A veces lamenta no haber tenido la oportunidad de haberse plantado frente a Cox y preguntarle: «¿Por qué? ¿Por qué a mí?».

Admite que a lo mejor en el Chile de hoy «hay casos más importantes y se entiende, pero eso no te quita el dolor».

En lo personal, después de todos estos años, asegura «haber crecido y aprendido a vivir» con todo lo que pasó cuando era menor, aunque con una pregunta que a veces le incomoda: «Por qué en el juicio canónico, el Vaticano demoró tres meses en investigar y destituir a Cox, y acá aún no se hace justicia. No sé si es la justicia chilena o acá en La Serena el ministro encargado de la causa tendrá la facultad para pedir esos antecedentes y saber por qué los tribunales llevan cuatro años tratando de saber si Cox era o no culpable de los cargos que se le imputan, cuando todo eso era un secreto a voces».

Se cumplirán cuatro años, pero en 2002 Godoy ya había -o intentó- hablado de los abusos de Cox, pero sin tener mejores resultados, «ya que era otro el contexto, y la gente te callaba, te retaba cuando hablabas cosas».

Desde entonces la espera no ha sido fácil. Sus palabras irradian impotencia, «por cuanto nos parece incoherente el hecho de que se haya sobreseído la causa por la muerte del imputado (en agosto de 2020), pero se sigue investigando. Por eso digo que esto se durmió porque quizás no es un tema importante».

No obstante, estima que «en su momento lo fue, con toda la prensa poniendo presión y con todo el escándalo mediático que se generó, pero mientras nosotros nos fuimos quedando en el tiempo, tratando de sanar las heridas que nos provocó volver a recordar, a declarar, el caso se fue durmiendo».

Sí descarta que la culpa sea de él, y tampoco cree que se haya dormido en los laureles.
«No, porque los tribunales son tan herméticos que ni siquiera con los abogados más grandes que puedas tener, tienes acceso al secreto de sumario, por lo que no se puede preguntar nada…».

Su libro

En cuando a la reparación de la iglesia, el año pasado, en octubre, la Conferencia Episcopal lanzó un documento sobre las orientaciones que estaban tomando para la reparación de las víctimas, en cuyo texto se habla del acompañamiento en lo psicológico y económico, «y nosotros nos acogimos (junto a Abel Soto, también víctima de Cox) a seguir ese camino, que ha sido muy largo y ha existido demora a pesar de que las conversaciones se llevan más en secreto…».

Reconoce que han existido reparaciones, pero que no se ha sabido mucho, «porque se basan en el respeto a las víctimas, y el ejemplo más grande de reparación lo han hecho los jesuitas, incluso con una conferencia de prensa. Pero al final te vas acostumbrando. Por ejemplo, en el tema de la justicia pierdo esperanzas porque van a pasar algunos años más y van a cerrar el caso, y da rabia, pues para nosotros, que comenzamos con estos hace tantos años, antes que una reparación, primero era tener justicia».

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