Huertas urbanas, una «alternativa de alimentación saludable»

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4Luz Gómez es una emprendedora que instaló un negocio itinerante de almácigos naturales, en Mi Lado Verde y es una camioneta que ella misma habilitó para ir por varios lugares de La Serena y Coquimbo comercializando sus productos. Pero esta transacción no queda solamente en la venta de las plantas y árboles, sino que va un poco más allá, brindando asesoría para el cultivo y realización de huertas urbanas, en un mundo cada vez más ajeno a este tipo de actividad, producto de la vorágine en la cual hoy vive la sociedad.

www.miladoverde.com es el portal en el cual Luz hace seguimiento de sus clientes cuando le compran almácigos y a través de redes sociales sus compradores se comunican con ella para resolver dudas. Esta comerciante señala que «hoy no hay excusas para no hacer una huerta urbana» dado que estas pueden ser construidas fácilmente con materiales reciclables.

 «Dicen que todo entra por la vista», señala Luz, por lo que ella decoró su local itinerante con materiales reciclados, antigüedades y diseños personalizados, donde atiende consultas y dudas de cualquier tipo en relación a la plantación de frutos y verduras.

Según la emprendedora «todo tiene un sabor distinto cuando tú cultivas, los alimentos se pueden enjuagar solamente sin desinfectar, porque así tú mismo garantizas que no se utilizaron pesticidas químicos en ellos».

En ese sentido, Luz hace una invitación a la gente para que haga su propio cultivo, explicando que «puedes hacer tu huerta urbana con una inversión de 300 hasta 2 mil pesos». Estos espacios de siembra se pueden construir con materiales reciclados como ladrillos y listones de madera.

En un metro cuadrado ya se pueden plantar distintos tipos de frutos y verduras, estas deben cultivarse con 15 centímetros de distancia entre ellas. La experta en huertas urbanas señala que «puedes plantar lo que tú quieras,  yo recomiendo siempre que con unos 10 centímetros de profundidad en la tierra ya es suficiente, esto sólo involucra tener ganas de aprender».

Una generación que perdió el amor por la tierra

Luz Gómez da cuenta de que después de un año de trabajo, las cifras comienzan a ser rentables para su negocio. Esta emprendedora se ganó un proyecto de la municipalidad junto a otras mujeres de Coquimbo para comenzar a establecer una forma de generar ingresos y con dicho financiamiento se compró la camioneta que hoy modificó y utiliza como tienda itinerante.

La comerciante dice que el valor agregado de su propuesta «es la atención personalizada». En ese sentido, la microempresaria hace una reflexión importante en relación a los pocos conocimientos que hoy día existen en la comunidad para hacer cultivos y huertas. Al respecto, Luz dice que «hay una generación completa que perdió el amor por la tierra, te vas dando cuenta de que la gente no sabe cómo cultivar, por lo que acá les damos una pequeña orientación de cómo y cuándo hacerlo».

Para esto la emprendedora utiliza todos los recursos a mano, desde las redes sociales hasta el contacto vía telefónica con las personas que no manejan la computación.

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