
Con un déficit que supera los $75.900 millones, la administración comunal expuso la grave crisis financiera que arrastra la Corporación Municipal Gabriel González Videla, con efectos visibles en salud y educación.
En todo el país, los municipios no suelen ser ejemplo de buenas administraciones y, si bien ya era conocida públicamente la situación de la Corporación Municipal Gabriel González Videla, la magnitud de las insuficiencias financieras alarmó a la comunidad, con un monto arrastrado por años que asciende a $75.900 millones.
Desde el podio del Aula Magna de la Universidad de La Serena, la alcaldesa Daniela Norambuena declaró que «hay que transparentar que tenemos una deuda municipal de 10.200 millones y una Corporación Gabriel González Videla totalmente quebrada, con un déficit aún más grave de 65.700 millones».
Además, calificó a la corporación como «la más endeudada de Chile» y, posteriormente, pidió perdón a la ciudadanía, ya que «muchas veces fueron a los Cesfam donde no había ni siquiera algodón ni medicamentos para atender sus urgencias».
Aunque la jefa comunal reiteró su compromiso por revertir esta situación, otras colegas suyas —cuando aún era concejala— dirigieron críticas hacia ella, subrayando que, desde su rol en el Concejo Municipal, ya tenía conocimiento de las irregularidades dentro del municipio.
La exconcejala Daniela Molina insistió en lo evidente de las distintas circunstancias, asegurando que «había otras cosas que no eran tan notorias, pero era cosa de escarbar un poco, hacer el trabajo de fiscalización para el que habíamos sido electas, y era fácil darse cuenta de bastantes irregularidades y situaciones muy complejas que estaban sucediendo en ese momento».
«La gestión de, en ese entonces concejala, Daniela Norambuena —hoy alcaldesa— fue deficiente. Miró bastante para el lado, en el sentido de que, una vez teniendo los informes de Contraloría y toda la contundencia con la que se presentó la acusación en contra del exalcalde Roberto Jacob, aun así decidió no sumarse y seguir mirando hacia el lado», comentó.
Hechos que, a su juicio, son graves, ya que las consecuencias de la mala administración trajeron efectos negativos en los recursos públicos destinados a áreas clave como educación y salud.
Por otra parte, la concejala Rayén Pojomovsky se mostró disconforme con la realización de la Cuenta Pública, puesto que, a su juicio, faltó información y antecedentes sobre lo realizado durante 2024.
Esto, considerando que «la alcaldesa y algunos de los que estamos hoy en el Concejo fuimos parte de la gestión anterior», por lo que la ausencia de ciertos datos relevantes —según Pojomovsky— hizo falta para comprender en profundidad los problemas del año pasado.
Asimismo, a criterio de la concejala, «faltó visión de ciudad», pues se tocaron puntos específicos, pero se careció de «entender hacia dónde quiere llevar la comuna esta administración».
«Siempre es importante saber cuál es el proyecto político que se tiene, y a mí, por lo menos, no me quedó tan claro. Personalmente, espero que las Cuentas Públicas sean contundentes en términos políticos, estratégicos y financieros. Por ejemplo, no se habló de la planificación de los recursos del royalty minero», explicó.
También cuestionó el rol de Norambuena como concejala, entendiendo que «está bien que se levante esa bandera de lucha (contra la falta de probidad y transparencia), pero al momento de evaluar lo que hizo anteriormente, queda bastante al debe».
¿Adiós corporación?
Ante la grave crisis que atraviesa la Corporación Municipal Gabriel González Videla, Pojomovsky esperaba anuncios concretos sobre el futuro de la institución. Durante abril, el propio municipio informó que se estaba evaluando un posible cierre.
No obstante, en la Cuenta Pública no hubo detalles ni noticias al respecto. La concejala opinó que este es un tema clave para los proyectos de ciudad y que la alcaldesa ya lo ha mencionado en otras instancias menos formales, por lo que resultó llamativa la ausencia de un pronunciamiento oficial sobre el eventual cierre de la entidad.