Llegó la hora del adiós

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DEPORTES2Ayer, la Municipalidad de La Serena a través de su alcalde Roberto Jacob, entregó a la empresa Copasa el estadio La Portada, para que se inicie su demolición y posterior reconstrucción, proceso que lo convertirá en un recinto deportivo con estándar FIFA.

De esta manera se cumple el anhelo de muchos que quieren ver un nuevo estadio, moderno y capaz de albergar competencias internacionales de primer orden, como el Mundial Sub 17 y la Copa América, sin embargo, es imposible borrar los recuerdos en la mente de aquellos que vivieron «épocas de oro» en este lugar, que a partir de hoy cierra sus puertas para dar paso al progreso.

Es así como Hugo Hernán Iter, histórico jugador de Deportes La Serena, el actual capitán granate Mauricio Salazar y Ramón «Chinga» Escobar, jugador y técnico del popular club amateur, Unión Minas, decidieron hacer un paseo mental por el césped de la cancha principal, los campos de juego alternos, camarines y graderías, con el fin de despedir con nostalgia a la «olla de cemento de calle Balmaceda».

Goles que hicieron historia

Corría el año 71 y en Deportes La Serena comenzaba a sonar fuerte un nombre: Hugo Hernán Iter. El atacante que más tarde sería conocido como «El Expreso de la Coll» es uno de los jugadores que vive con una nostalgia entrañable la demolición de La Portada.

«Se despiertan los sentimientos por la demolición. Uno jugó tanto tiempo en ese estadio y si lo van a derrumbar ojalá sea para hacer algo mejor que lo que había. Que tengamos un estadio bonito para la ciudad», expresa el delantero emocionado.

Y es que Iter no puede borrar de su mente «una goleada que hicimos ante Antofagasta el año 73 ó 74 donde ganamos por ocho goles y yo hice cinco en ese partido. También convertí el gol más rápido del fútbol chileno que fue a los 7 segundos en el arco que da al campanario, esa vez me gané una moneda de 100 pesos de oro que regalaba Concha y Toro, otra cosa que recuerdo es el penal que le convertí a Ñublense que fue mi primer gol así porque nunca había chuteado penales».

Era la época de apogeo de Deportes La Serena, cuando los rivales temían al conjunto papayero. «Me gustaría que en este nuevo estadio una de las galerías llevara mi nombre, porque jugué 11 años por Deportes La Serena y me entregué por entero. A nuestro equipo no lo pasaban a llevar como ahora, acá venían a caer los equipos grandes como Universidad de Chile y Colo Colo, era otra cosa el fútbol se ponía más corazón que amor al billete», señala Iter.

El atacante también añora los duelos jugados con 10 mil personas en las graderías, cuando la marcha «Erika» retumbaba en los oídos del plantel al entrar a la cancha. «Recuerdo que jugábamos los partidos a estadio lleno. La gente me gritaba, me apoyaba porque yo me entregaba por la camiseta. También en ese tiempo llegaba la banda del Regimiento y tocaba la marcha «Erika»… cosas que se fueron perdiendo y que eran muy lindas», recuerda Iter.

Un hogar para el amateur

Pero no solo el fútbol profesional fue albergado por el estadio la Portada. También el fútbol amateur siempre tuvo cabida en el recinto que jamás olvidó que el «Caupolicán» y el ingreso al fútbol grande se logró gracias a esos hombres que jugaban por amor a la camiseta.

Uno que ha sido parte de la historia del fútbol amateur compitiendo en el popular Unión Minas, es Ramón «Chinga» Escobar, hoy directivo de la Asociación de Fútbol Amateur de La Serena.

«Guardo lindos recuerdos de cuando era niño y se jugaba el fútbol amateur en todas las canchas de La Portada, hasta la principal. También en la cancha 4 y 5 que se ubicaban donde está el Coliseo ahora, eran de tierra, después se empastaron esas canchas…nosotros como Unión Minas logramos un bicampeonato ahí, logramos también un pentacampeonato del 77 al 81 y luego lo repetimos una campaña similar entre el 98 al 2003», recuerda el «Chinga».

«Los muros de este estadio guardan mucha historia deportiva en el fútbol amateur, mucho romanticismo, y ojalá se mantenga la política de facilitarlo cuando esté el nuevo estadio, porque se cumple una labor social importante», agrega el jugador, técnico y directivo de Unión Minas.

Una anécdota que promete recordar por siempre Escobar es cuando «estábamos jugando en la cancha 4 que era de tierra. Nos arbitraba «Castillito» y alrededor de la cancha había árboles. La pelota pega en un álamo, vuelve a la cancha y entra al arco. Nos cobraron el gol porque no se percató el árbitro que la pelota pegó en el árbol, todo el otro equipo reclamaba y nosotros cuando íbamos en el túnel nos reímos de la situación».

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