Los 135 días del general Pablo Onetto al cuidado de la región

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Llegó para asumir el cargo de
Jefe de Defensa Nacional
cuando se inició el Estado de
Excepción, y ahora se enfrenta
a una cuarentena obligatoria,
que lo ha mantenido alejado de
su familia en Santiago, a la que
no ve desde el mes de marzo.

Las dos ciudades están desiertas. Poco vehículo rondando. Es cuarentena obligatoria. Aun así el trabajo es arduo para quienes están a cargo de la seguridad. Para el general Pablo Onetto, quien asumió el cargo de Jefe de Defensa Nacional cuando se inició el Estado de Excepción, en el mes de marzo. Desde entonces sigue acá. Ya van más de 135 días sin ver a su familia.

¿Los días más complejos para el general? En 35 años de servicio,
estando en tantas emergencias, «todas tienen connotaciones diferentes», responde.
En la calle se le ha visto haciendo una función de presencia. Primero, para transmitir un mensaje de tranquilidad y apoyo a la población en un momento complejo, quizás sin precedente.

¿Desconectado en algún momento? «En lo absoluto», responde. Y claro, pues admite que «uno tiene que estar permanentemente atento, sobre todo en este caso cuando estás en la conducción de una operación y cuando siempre ocurren situaciones no deseadas».

Estuvo en Chaitén (erupción del volcán), también en el terremoto de Concepción. Reconoce que ambos casos no es que sean complicados,  sino que la dinámica de los hechos,
de la situación, es distinta a lo que se vive hoy.

«Acá la problemática de la emergencia ha sido su larga duración, con una operación de desgaste importante para la gente y una situación que nunca antes hemos vivido,
como es un virus, una pandemia, totalmente intangible, y que pese a tomar muchas medidas, a diferencia de un terremoto o de un tsunami, uno tiene el hecho concreto de la ayuda o lo que tiene que hacer, porque ve la situación de emergencia, pero en
este caso no es así. Y esa es la complejidad del problema».

LA FAMILIA EN SANTIAGO
Su familia se encuentra en Santiago. Y él, desde que llegó, no ha podido viajar para verla, «ya que por razones obvias no puedo salir de la región, además que mi familia está
en cuarentena. Ojalá una vez que mejore el tiempo ella pueda venir a verme, aunque sea un fin de semana, pero eso lo veremos una vez que pase la cuarentena acá. Pero mi familia lo entiende».

En cierta manera, su esposa e hijas están acostumbradas a no verlo por algún tiempo. Su trabajo es así, «pero entrando ya al quinto mes de emergencia, igual existe un poco
de desgaste. Uno cuando tiene gente en las calles, en la aduana, en controles sanitarios 24/7, es muy difícil desconectarse, porque siempre está la preocupación de algún accidente, alguna emergencia. Pero es parte de lo que uno vive en su carrera como militar. Cuando le ha tocado mandar un batallón, un regimiento, en el caso mío una brigada, siempre la responsabilidad del mando es 24-7, por eso uno debe estar mentalizado todo el tiempo».

UNA HIJA ESTUDIA MEDICINA

Tiene dos hijas, una de 25, que estudia medicina, y otra de 22, «y ambas viven con nosotros afortunadamente, y son bien regalonas. Como estuve en el extranjero no las había visto y nos vimos a comienzo de año, pero después me vine para acá y dejé
de verlas hasta ahora. Por lo tanto espero poder retomar, una vez que termina la emergencia, todo con más tranquilidad».

EXTRAÑA UN ABRAZO

Pero extraña un abrazo. Un montón. Y agradece el apoyo de ellas, de su señora, que ha sido clave para aguantar tanto tiempo en soledad, «ya que por las circunstancias del trabajo que uno tiene y la forma de vida que elegí, prácticamente la familia es
la que ayuda y complementa lo que a uno más le gusta».

Esto, porque afirma que para un militar los periodos de viajes, de campañas, siempre son prolongados, «y la familia se queda sola por mucho tiempo. Pero me saco el sombrero por
mi señora que ha sido un complemento ideal para poder cumplir la función
que estoy haciendo. Ella sabe que lo que hago es un bien superior y, por lo tanto, me apoyan. Y eso me entrega mucha satisfacción, así que en eso tengo mucha tranquilidad».

LA CUARENTENA

Desde el miércoles que La Serena y Coquimbo entraron en confinamiento. Y lamentablemente, cuenta Onetto, que les ha tocado ver situaciones muy complejas, cuando
todo debería ser diferente.

UNA MUJER SIN PERMISO EN EL SÚPER, ADEMÁS ESCUPIO A UN MILITAR

«Lo que pasa es que hay personas que aún no creen que estamos en una pandemia y no considera la situación como grave».

Y entrega como ejemplo que este viernes «una señora en un supermercado andaba sin su permiso, golpeó a un militar y lo escupió. Entonces son cosas medias contradictorias, ya que a la gente se le olvida que el rol nuestro no es de estar controlando, sino que de proteger la vida de las personas junto con Carabineros, la Armada. Esa es la finalidad
de controlar el desplazamiento y la cuarentena, pues es la única medida y la más extrema que tenemos en este minuto para poder controlar la pandemia, sobre todo con las cifras
y la cantidad de contagios que tenemos en La Serena y Coquimbo».

Y advierte que si no es controlada ahora, «será complicado en el futuro, porque justamente las camas críticas cada vez son menos».

Por experiencia personal cuenta que «cuando a uno le toca vivir la situación de tener a un familiar hospitalizado, ahí entiende recién y se dacuenta lo que significa el virus, por
eso creo que la gente no cree, porque lamentablemente -o afortunadamente- no han tenido que vivir esa situación que es súper compleja».

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