Este martes, un usuario de un cajero automático Redbanc ubicado en una sucursal de farmacias Ahumada de calle Gregorio Cordovez, a la altura del número 600 en el centro de La Serena, dio cuenta al guardia del comercio que el dispensador tenía un orificio sospechoso cerca del teclado, por lo que fue solicitada la presencia de la Policía de Investigaciones, PDI, que detectó oculta en ese sitio una microcámara.
Ese hallazgo fue confirmado por detectives de la Brigada de Delitos Económicos, BRIDEC, quienes ubicaron cerca de la zona en que están los comandos y el monitor del cajero, una cubierta de plástico adosada a la superficie del dispensador, la que era de un color parecido.
Allí estaba oculta la microcámara que tenía como fuente de energía una batería de teléfono celular, por lo que podía grabar durante todo un día en una memoria remota, como las personas digitaban su claves de acceso a sus cuentas.
La BRIDEC, comenzó con diligencias para ubicar a la agrupación delictual que intervino el aparato, iniciando el proceso para definir si hay personas afectadas y dar con los responsables de esta estafa, de quienes hay sospechas que son extranjeros, en base a arrestos de otras bandas integradas principalmente por personas de diversas nacionalidades, que llegan al país a realizar esta práctica en varios puntos del país en los últimos años.
Copia de datos para acceder a las cuentas
Precisamente la finalidad de la pequeña filmadora, era registrar las claves para que los delincuentes que la instalaron las utilizaran con tarjetas originales, que pudieron ser obtenidas en el mismo cajero, ya que la ranura en que debe insertarse la tarjeta, también pudo ser bloqueada con algún objeto extraño, con un plástico o un adhesivo, para evitar ser retirada por su propietario.
Obviamente el afectado al no poder sacar la tarjeta, la deja allí para ir a reclamar a personal de seguridad, lo que es el momento propicio para que los estafadores la roben tras liberarla, para así «clonarla», tomando los datos de su banda magnética con un aparato computacional lector y grabador, conocido como «skimmer», en el que queda el registro, el cual es puesto en otra banda magnética.
De esta manera, con la clave ya obtenida y la tarjeta clonada, los perpetradores pueden ir a cualquier cajero para acceder a la cuenta y obtener todo su saldo en efectivo.
Recomendaciones
A fin de evitar ser víctima de esta práctica, la PDI recomienda a los usuarios de tarjetas de cajeros automáticos, revisar los aparatos para comprobar que sus partes son originales y digitar el número de la clave con una mano que tape el teclado, para evitar que pueda ser filmado o detectado por terceros.
Además es necesario efectuar periódicamente el cambio de los números usados como clave.