«Puse una denuncia (Fiscalía), pero jamás me han llamado para decirme en qué está»

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Víctima del ex arzobispo Francisco José Cox lamenta la situación, aunque dice que desde la fiscalía le señalaron que «se habían declarado incompetentes» y que el caso sería derivado a otro tribunal. Esto no me huele bien, raro…».

Hace unos días comenzó con sus citas al psicólogo. En octubre interpondrá una querella en Rancagua con el fiscal regional Emiliano Arias y sus documentos, 12 planas escritas con todo lo sucedido en el arzobispado de La Serena cuando aún era un niño, hoy están en manos del nuncio –después de una reunión en agosto con una comisión integrada por dos sacerdotes y el actual arzobispo de La Serena, monseñor René Rebolledo- y posteriormente serán enviados a Roma.

Hernán Godoy, víctima de Francisco José Cox, después de mucho tiempo anda tranquilo por las calles, sin ocultar nada a nadie.
«Ya no existe ese morbo de que la gente sepa lo que me había pasado», dice Hernán, que hoy está a la espera de viajar a la capital para interponer una querella que para él es de suma importancia, porque tras eso vendrá, posiblemente, una posible extradición a Francisco José Cox desde Alemania, en donde se encuentra recluido en un convento en la ciudad de Vallendar.

Para eso, para un probable cara a cara, es que la Fundación para la Confianza lo derivó a un centro psicológico para comenzar con las terapias, «las que me pidieron los abogados de la misma fundación, lo mismo a Abel Soto, otra de las víctimas de Cox, ya que me dijeron que se vendrá algo muy fuerte una vez que interponga la querella en el mes de octubre».

¿Qué es eso tan fuerte? Godoy, tajante, lo afirma: «Que puedan traer a Cox desde Alemania, porque según el abogado Juan Pablo Hermosilla, director de la fundación y defensor de las víctimas de Fernando Karadima, está dentro de las posibilidades de que pueda ser extraditado o que venga voluntariamente. La verdad es que es una situación muy fuerte para quienes fuimos víctimas, el poder enfrentar nuevamente al agresor en caso de que así ocurra. Y las otras cosas que también son igual de fuertes es que tras la querella pueda venir el juicio y en donde seguramente vamos a pasar de víctima a victimario, en donde muchos nos van a apuntar con el dedo y otros irán a decir que nos estamos colgando de algo, como me lo señalaron en una iglesia de Las Compañías hace algunos días…».

Godoy lamenta que gente en la calle, o en la misma iglesia, lo apunten con el dedo indicándole que sólo está sacando provecho de todo esto.
«Yo nunca he sacado provecho económico de esto, pues todo lo que tengo es gracias a mi trabajo, puesto que el único provecho que tengo con esto que salga a la luz todo lo vivido con Cox, lo que para mí tampoco es una señal de orgullo. Entonces que te lo digan en la calle, especialmente en una iglesia, afecta y por más que quiera encarar a quienes crean eso, no puedo andar detrás de cada persona que piensa de esa manera. Acá yo no ando por la vida victimizándome, sino que quiero buscar una solución, buscar que la Iglesia haga cosas y que lo que me ocurrió a mí no le pueda pasar a nadie más. Con esto busco que ningún niño más sufra, que ningún niño tenga que aguantar por todo lo que pasé».

Tras hacer pública su historia, Hernán Godoy comenzó a refugiarse en sus amigos, en su familia, quienes lo instaron a que pusiera una denuncia. Denuncia que interpuso en el mes de junio, pero que hasta el día de hoy no es correspondida. Claro, «porque puse una denuncia acá en La Serena, pero misteriosamente desapareció. Digo que se hizo humo porque jamás me han llamado de la fiscalía para decirme en qué estaba la denuncia. Lo hice el 19 de junio y nunca más me llamaron y cuando yo lo llamé para preguntar en qué situación estaba y que si acaso estaban haciendo algo, la respuesta que me dieron es que se habían declarado incompetentes con la causa y que la iban a derivar a un tribunal que sí fuera competente, pero en el fondo nada más. Desde entonces no me han notificado y sólo me dijeron que pusiera una querella, pues era mejor que una denuncia. Y claro, en eso estoy ahora, esperando poner la querella, la que haré con el fiscal de Rancagua Emiliano Arias, quien está investigando al arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, por un presunto encubrimiento de casos de abusos sexuales al interior de la Iglesia», cuenta.

Agrega que «ese día, recuerdo, fui con todos los antecedentes a la fiscalía, que por lo demás son muy fuertes, pero no hicieron nada. Lo único que hicieron fue avisarme que llamarían para decirme que me iban a mandar a un psicólogo, en el que justamente me estoy tratando ahora, pero nunca lo hicieron. Ahora estoy ingresando, pero fue porque la Fundación para la Confianza hizo las gestiones para que me atendiera, trámites que hicieron desde Santiago. Ahora, claro que al poner una querella me olvidaré de la denuncia, pero no es lo ideal.

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