Ricardo Cifuentes: «Por supuesto que me siento heredero de don Renán Fuentealba»

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A días de haber asumido la testera en la Cámara Baja, su desafío mayor será calmar un parlamento crispado y llegar a acuerdos en cuanto a la realización o no de actividades respecto a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado. Pero también dice que es momento de recuperar como Democracia Cristiana «esa visión que tuvieron nuestros padres originarios hace 60 años…».

Nunca imaginó liderar la Cámara Baja cuando asumió en 2021 como diputado. «No estaba en los libros», dice tajante Ricardo Cifuentes.

Es su primer periodo y se supone que en este tiempo se aprende a legislar, «pero nunca se me ocurrió que estaría en este cargo. Este es un acuerdo que se venía gestando a fines del año pasado, lo habíamos conversado y me pidieron que me hiciera cargo», reconoce.

A días de haber asumido la presidencia de la corporación, justo en medio de la tensión por lo que se pueda lograr a semanas de los 50 años del Golpe de Estado, respecto a una conmemoración que hoy divide al Parlamento, Ricardo Cifuentes no ha parado. Entre Valparaíso y la región de Coquimbo, con reuniones para conocer la disposición que tendrán las bancadas frente a un nuevo 11 de septiembre y con dirigentes vecinales de sectores rurales de La Serena.

Para el ex intendente de Coquimbo (2006-2010) asumir la testera de la Cámara Baja «es un tremendo desafío, porque el ambiente en Chile está muy disperso, existe mucha polaridad, muchas posiciones extremas. En las distintas instituciones políticas existe una marcada diferencia y que seguramente se va a agudizar hasta el 11 de septiembre, sin duda un factor que desagraciadamente nos divide muy fuertemente».

En esa línea, cree que lo primero que se debe hacer es reflexionar respecto de cuál es la actitud y el llamado es al diálogo, «no puede existir otro. La única herramienta que tiene la política y la democracia, es el diálogo. Nosotros no utilizamos otro instrumento, como los arquitectos o ingenieros; los políticos usamos exclusivamente la palabra, el diálogo y la conversación para ir focalizando de a poco las diferencias y así ir generando elementos comunes que permitan ir convergiendo en un cierto acuerdo. Pero se requiere tiempo, paciencia, y eso es lo que voy a tratar de poner a disposición de mis colegas, para que sientan que hay una cierta imparcialidad en el trato, que todos tenemos las mismas facultades y condiciones y que estamos en la misma disposición».

Cauteloso

Pero Cifuentes se muestra «muy cauteloso» de lo que pueda pasar, y precisamente por eso, esta semana tendrá una ronda de conversaciones con los jefes de bancada de partidos del oficialismo y oposición para ir viendo si existe consenso respecto de hacer algo.

«Puede que la mejor solución sea no hacer nada, pero eso lo vamos a decidir en conjunto. Ahora, nunca en los últimos 49 años se ha realizado ninguna conmemoración. De hecho, el Congreso muchos años no funcionaba para ese día y es lógico, pues fue una institución afectada, porque el 11 de septiembre también dejó de funcionar. Pero hay una reflexión que hacer y saber si tenemos el tiempo y el nivel de respeto para poder tener miradas diferentes, puesto que nadie está obligado a tener una sola visión, especialmente de un hecho tan traumático. Pero a veces me cabe la duda respecto a la actitud que toman algunos parlamentarios…», aclaró.

PADRINO POLÍTICO

Renán Fuentealba, uno de los firmantes de la carta del «Grupo de los 13» -que condenaba categóricamente el Golpe de 1973- fue además su padrino político. Entonces, hoy el hecho resulta al menos simbólico, puesto que será Cifuentes el encargado de conducir las actividades conmemorativas, si es que se desarrollan.

«Me siento parte de ese movimiento, me interpreta mucho la posición que tuvo nuestro querido Renán en su minuto, y es sin duda una oportunidad que, en la propia mesa de la Cámara, estemos representados con vicepresidentas comunistas y socialistas y un presidente demócrata cristiano. Es una señal de reencuentro y en eso tenemos que trabajar mucho».

De los falangistas de antaño, no duda en sostener que se siente un heredero de Renán Fuentealba, «por supuesto. En lo político siento que trato de mantener ese camino».

No obstante, cree que «hemos ido perdiendo y se ha ido desdibujando nuestra visión de la sociedad, por lo que tenemos que volver a recuperarla con fuerza, y parte de eso es lo que ellos construyeron, lo que pensaron, así que debemos partir desde esa base y no solo quedarnos ahí, sino que desde ahí avanzar mucho más».

Problemas
en la DC

Aunque había varios nombres para quedarse con la testera, la subida de Cifuentes resultó vital para mantener el orden entre las bancadas oficialistas y también dentro del partido, que debido sortear en el último tiempo renuncias de históricos militantes y malos resultados en las papeletas.

Al respecto, quien iniciara su trayectoria política en el Liceo Gregorio Cordovez como parte del centro de alumnos, dice ser un convencido de que la Democracia Cristiana tendrá un segundo aire, «y eso lo he afirmado durante mucho tiempo. Tenemos que resolver nuestros problemas internos, y una vez que vayamos despejando temas y le vayamos planteando al país nuestra visión, estoy seguro que en ese momento la gente nos va a volver a acompañar, ese es nuestro desafío, y por eso estamos trabajando tenazmente para demostrar que hay una tercera vía, que entre la derecha y la izquierda extrema existe otra forma de hacer las cosas que nos puede llevar a una sociedad más justa, más integral, y en donde el valor de la persona sea lo esencial».

Más allá de solucionar los conflictos internos en un corto plazo, Cifuentes entiende que «lo primero es ir despejando las cosas que tenemos hoy, que nos toca actuar en la contingencia y desde ahí uno va expresando estos valores y sueños de país. Y sí, se puede dar en el corto plazo, entendiendo que la política es muy dinámica y debemos tener una visión como la tuvieron nuestros padres originarios hace 60 años…».

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