Dr. Jaime Concha, víctima: «Muchos de los denunciados dentro del caso Maristas pasaron por La Serena»

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El médico Jaime Concha, miembro del grupo de «sobrevivientes» que ha denunciado abusos sexuales cometidos por religiosos al interior de la Congregación de los Hermanos Maristas, visitó la región, la comuna de Coquimbo. Y lo hizo como invitado al simposio «Abuso Sexual Infantil», junto a José Andrés Murillo, uno de los denunciantes del caso Karadima y director de la Fundación para la Confianza.

Concha recién hizo público su caso en el año 2017 y, junto a él, muchos decidieron hablar. Meses después, en marzo del 2018, interpuso una querella criminal en contra de Cristián Precht, ex integrante de la Vicaría de la Solidaridad por presuntos abusos.

Dice que tardó años en contar su verdad «porque los efectos en las personas abusadas que sobreviven son devastadores, especialmente cuando ocurren a una temprana edad, entonces las víctimas terminamos hablando cuando podemos y no cuando queremos…».

Sin embargo, y pese a todo lo vivido durante años, estos traumas, con ayuda, cuenta que se pueden superar.

«El hecho de que hayamos sido víctimas de abusos en el contexto particular eclesiástico, que nos hayamos transformado en sobrevivientes y que lo hayamos superado, transformándonos con el tiempo en activistas por los derechos de la infancia, demuestra que estos traumas tan complejos, tan dolorosos y tan devastadores, se pueden superar.

Aunque no solamente hay que visibilizar estos problemas, sino que también hace falta que se movilice la ciudadanía para exigir por parte del Estado respuestas, visto que en Chile una de cada tres personas ha sido abusada en su infancia, así que esto es un problema frecuente y transversal, e independiente de la clase social», sostuvo este especialista en trauma complejo.

Abusos de maristas en otras regiones…

Los delitos, en el caso de Concha, ocurrieron cuando era alumno del Instituto Alonso de Ercilla, en Santiago, en la década del 70 y 80. Por lo mismo, es tajante en afirmar que «en cada uno de los establecimientos que ha tenido a cargo la congregación marista, y todas las congragaciones religiosas en Chile, como lo ha mostrado el mapa del abuso eclesiástico que regalamos en el contexto de la red de sobrevivientes de abusos eclesiásticos, han existido denuncias de abuso, de abuso de poder, de conciencia y sexual. En todas las ciudades del país, en todos los colegios bajo la tutela de las congregaciones religiosas católicas o de la iglesia católica, han habido denuncias».

Aclara que este no es un problema aislado y que tampoco se trata de manzanas podridas, «sino que acá ha existido una dinámica de abuso de perversión, instaurada en el seno de la iglesia católica, cuya estructura funciona como una verdadera asociación ilícita, una organización criminal orientada al abuso de poder, expresado a través de la violencia sexual».

Manifiesta que no solamente el problema está en la ejecución de estos delitos, que ya son crímenes de lesa humanidad, sino en su encubrimiento, «entonces es ahí donde está la gravedad de esta situación y la necesidad de denunciar al ministerio público, y que pueda, de una vez por todas, tener la autonomía necesaria para poder investigar, enjuiciar y llevarlos a las cárceles y no a los retiros dorados a los que nos tiene acostumbrado la justicia canónica».

LA SERENA

En el caso de La Serena, Concha admite que «uno debiera esperar que sí existan denuncias… El problema es que tanto la iglesia como las congregaciones no hablan y no aceptan esta realidad. Fíjese que el discurso de la iglesia y las congregaciones ha ido cambiando con el tiempo, porque primero hablaron de pecado, después de errores, y ahora hablan de crímenes, pero no dicen que son crímenes de lesa humanidad, sino que hablan de crímenes del pasado, pero no hablan de crímenes sistemáticos y tampoco de encubrimientos. Por consiguiente, esta verdad a medias que tratan de imponer las congregaciones y las iglesias no es concordante con una verdad histórica, y esto hace imposible que se rompa esta crisis de confianza que ya produce conmoción social, y menos que se pueda avanzar en una justicia y reparación para las víctimas».

Respecto a la red de apoyo que han creado desde el momento en que decidieron contar su historia, lo vivido, Concha reconoce que «tenemos claros relatos de abusos sistemáticos en la congregación, donde hay pederastas que han ejecutado estos crímenes, y que la misma congregación ha usado la dinámica de trasladarlos una y otra vez para protegerlos. Por lo tanto, muchos pederastas denunciados dentro del caso marista también pasaron por La Serena, así que es esperable que existan víctimas, aunque hay que recordar que por cada persona que habla, hay otras veinte que no lo hacen, que están en silencio. Pero dada la magnitud de los casos que han aparecido en varias regiones del país, es esperable que en otros colegios maristas, como en La Pintana (Santiago), San Fernando, Copiapó y La Serena, sí aparezcan más víctimas. ¿Sabe? A nosotros se nos han acercado victimas de Copiapó, en su momento también una persona de La Serena… y esto no para, está recién comenzando, y uno podría esperar que sigan apareciendo más sobrevivientes, puesto que muchos de los abusadores son sistemáticos y han repetido sus abusos en cada lugar en donde han estado».

EL ESTADO DE CHILE NO PUEDE SER CÓMPLICE

Si son casos recientes, el médico manifiestó su preocupación, «puesto que estamos diciendo que el Estado de Chile no puede ser cómplice y permitir que organizaciones criminales, orientadas a la comisión de delitos de lesa humanidad, de encubrimiento dentro de la iglesia católica y dentro de las congregaciones, como la congregación Marista, Salesianos, Jesuitas, Capuchinos, Opus Dei y otras, puedan tener niños a cargo. En consecuencia, es necesario realizar una investigación de alto nivel desde el Estado para poder determinar las condiciones en que se han dado estos abusos sistemáticos y poder saber si en la actualidad estas cosas se siguen dando».

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