Fallece joven que fue baleado en Las Compañías. Estuvo grave 8 años

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Durante ocho años luchó por su vida, muchas veces internado en centros médicos de Santiago y La Serena. Su familia llora a un joven «lleno de vida, con muchas virtudes, fanático de los autos, del fútbol y de la Universidad Católica…».

Durante largos minutos sólo hubo silencio en la habitación y lágrimas en los ojos de la familia. Porque después de ocho años de lucha, de esperanzas, Pablo Dubó Cortés (31), joven atacado con un arma hechiza en una bencinera de Las Compañías en el año 2011, dejó de existir este lunes a eso de las 22 horas.

«Ya estaba muy complicado medicamente, y la mañana de ayer (lunes) mi tía nos llamó y nos dijo que el pronóstico era malo, que había poco por hacer y que ya no habían muchas esperanzas, entonces por eso viajamos todos», cuenta Alejandra Castro, prima de Pablo, que al momento del incidente tenía 24 años.

Fatídica noche

Aquella noche del 31 de agosto, a eso de las una de la madrugada, Pablo, que trabajaba en la bencinera de calle El Libertador, se encontró con tres sujetos que sin mediar razones, le dispararon en la cabeza, dejándolo en estado grave.

«El primer pronóstico, entregado en el Hospital de Coquimbo, decía que las condiciones no eran las mejores, así que fue derivado hasta Santiago, pero siempre hubo intentos de traérselo, porque la capital para todos es más hostil, más complejo de ir a visitarlo, principalmente porque el alojamiento es un tema», cuenta su primo Leonel Carvajal.

Y agrega que, «si bien la Mutual corrió con todos los gastos, existe un periodo de tiempo en que eso comienza a mermar y se empieza a limitar el apoyo, y eso significaba que mi tía -Cecilia Cortés, profesora normalista- que es su madre, debía correr con todos los gastos de hospedaje, por eso es que siempre se intentó traer a Pablo de regreso a La Serena, por un tema logístico, de tiempo, de dinero…».

Pese a la dificultad, Pablo lograba reponerse lo suficiente como para siempre estar lúcido, aunque el resto de su cuerpo estaba inmóvil.

«En todo este tiempo, una vez por año tuvimos una crisis, y siempre era terapia tras terapia, pero en todo momento estuvo conciente, ya que nos reconocía a todos. Aunque creo que nunca dimensionó dónde estaba, y si en algún momento tuvo esa lucidez, era cuando lloraba, como que ahí sí entendía lo que estaba pasando y dónde se encontraba», señala Alejandra, quien recuerda a su primo como un joven lleno de vida, con muchas virtudes, fanático de los autos, del fútbol y de la Universidad Católica, «aunque acá le gustaba Deportes La Serena», apunta. Los últimos meses Pablo se había complicado, y por lo mismo pasó más tiempo en la clínica que en su casa de Las Compañías.

«Desde que llegó de Santiago estuvo más de 500 días hospitalizado, y acá también se intentó llevar a la casa, pero los eventos que tenía y sus secuelas no lo permitían», detalla Alejandra, quien respira hondo, aunque sin exigir justicia, pues añade que es «la justicia divina quien actuará», confiesa que judicialmente el caso «fue un fiasco».

Afirma que «de las tres personas que cometieron el asalto, solamente a uno se le pudo detener, que en ese entonces tenía 15 años y fue condenado a un régimen semicerrado, que consistía en ir a dormir al Sename. Fue el único detenido, puesto que se culpó de todo y nunca fue a cumplir condena, debido a que tuvo quebrantamiento un montón de veces y judicialmente no quedó en nada».

Misma opinión entrega Leonel al explicar que «la justicia es lo que es, porque el culpable tuvo una pena que está definida por ley a la edad que tenía, así que hoy no sé si es bueno o malo, ya que ahí entramos en otro ámbito, pero la justicia en realidad no existió».

En la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Balmaceda con Huanhuali, en La Serena) son velados los restos de Pablo, que desde el punto de vista médico, afirma Leonel, «se había quedado en una época anterior a la actual, ya que el daño al cerebro fue muy fuerte debido al mismo impacto del escopetazo propinado aquella vez, como también a las cirugías, por lo que fue perdiendo funcionalidades y capacidades, lo que finalmente le provocó una insuficiencia respiratoria».

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