El alto costo de insumos como fertilizantes y plaguicidas en la producción de frutales, sumado a la escasez hídrica sostenida en la región, son problemas que han tenido que enfrentar con dureza los agricultores durante la última década. Por ello, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) está llevando a cabo un programa junto a productores de uva de mesa del valle del Elqui, donde se entregan datos de manejo agronómico que pueden abaratar los gastos operacionales, manteniendo el número de cajas producidas y aumentando la rentabilidad de la actividad.
El proyecto es liderado por el investigador Antonio Ibacache, experto en vides, y cuenta con la colaboración de Claudio Balbontín, especialista en riego. El objetivo de la iniciativa es optimizar el uso de agua de riego y la nutrición mineral en parrones de la variedad Flame Seedless injertada sobre el portainjerto Harmony. Esto conlleva a definir un plan apropiado de riego según los requerimientos hídricos reales de las plantas, junto a un manejo optimizado de la fertilización para las condiciones de desarrollo del parrón.
Para ello, se realizaron estudios comparativos de programas nutricionales y de riego utilizados por un importante productor privado ubicado en el valle de Elqui, versus aquellos recomendados por el INIA, comparando el resultado final en cuanto a cantidad de cajas producidas y calibre de la fruta. Si bien no hubo grandes diferencias en ambos puntos, alcanzando las 2.500 cajas por hectárea en los dos escenarios, llamó la atención que en comparación al programa de fertilización del productor, el programa de INIA disminuyó hasta en un 70% el uso de fertilizantes en la producción.
En cuanto al riego, la estrategia para disminuir los requerimientos de agua en vides se basó principalmente en el monitoreo de humedad del suelo, utilizando tecnología como dataloggers inalámbricos, caudalímetros y sensores de humedad. En el programa INIA la cantidad de agua usada durante la temporada fue de 7.065 metros cúbicos por hectárea, un 7% menos que la empleada por el productor.
Antonio Ibacache, investigador a cargo del programa GTT, exploc{o que «el desafío era grande, ya que es la primera vez que trabajamos directamente con un productor de esa envergadura y los resultados fueron muy promisorios, tanto en la parte técnica como económica. Es importante relevar las diferencias importantes en el uso de insumos de manejo. Por ejemplo, considerando el portainjerto utilizado (Harmony), en nuestro programa aplicamos solamente 30 unidades de potasio por hectárea, mientras que el productor utilizó 10 veces esa cantidad y al hacer los análisis foliares prácticamente no se presentaron diferencias en el contenido del nutriente en las plantas», apuntó el investigador.