Carmelitas Descalzas se trasladan a santuario en Los Andes

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La noticia sorprendió a muchos, especialmente a la comunidad católica. Porque dicen adiós después de 130 años instaladas en La Serena, en su monasterio de calle Gandarillas. «Una pésima noticia para el patrimonio religioso, espiritual y cultural de la ciudad de La Serena», dice una ex religiosa.

Sí, las Carmelitas Descalzas serán trasladadas hasta la ciudad de Los Andes, al Santuario Santa Teresa, aunque el pesar en ellas es que después de muchos años juntas, casi una vida, serán separadas.

Una noticia que golpeó a la comunidad católica y a quienes a lo largo de los años conocieron su labor en esta comuna, desde que en 1900 edificaran la Iglesia que se conserva hasta hoy en calle Gandarillas.

Para Nevenka Álvarez Barrera, ex religiosa franciscana, profesora de filosofía y religión del Colegio Islón y Encargada de Convivencia Escolar, «es una pésima y lamentable noticia para el patrimonio religioso, espiritual y cultural de la ciudad de La Serena».

Si bien dejó el hábito hace un tiempo, sigue siendo conocida como la hermana Nevenka, y por eso se pregunta: «cuántas de nosotras no fuimos a eucaristías o a retiros espirituales, o les pedimos asistencia espiritual para que hicieran oración por nosotras y nosotros, y hoy se van. Como dijo el papa Juan Pablo II: que la vida religiosa de las Carmelitas o de claustro, vida contemplativa, es el pulmón de la iglesia, este constituye también un pulmón para la ciudad».

Una noticia que, a su juicio, es también dolorosa, entendiendo que «no basta con que se vayan, sino que también las separan, y eso es lo que no sabe la gente. ¿Ejemplo? Como que en una familia se críen siete hijos y de un momento a otro, por eventualidades de la familia, te separan, y eso conlleva un trauma emocional, espiritual y físico. Entonces hay un impacto no solamente en la salida de las hermanas, y lo sé de primera fuente, pues las separan cuando han vivido años juntas, incluso más de 50».

Unas hermanas irían a distintos conventos claustro, como a Auco, cerca de Los Andes, y otras a Lagunillas…

Cuenta la historia que en 1890 el recién nombrado obispo de la ciudad, monseñor Florencio Fontecilla, fue al monasterio de Carmelitas Descalzas de San José a pedirles a las hermanas oraciones por su nueva misión.

En el encuentro, la madre priora, Elvira de la Inmaculada Concepción, le propuso la idea de fundar un convento en su diócesis. Al joven obispo, de 36 años, le pareció muy bien la propuesta y respondió que estudiaría las posibilidades. Sin embargo, el proyecto se vio interrumpido por un año aproximadamente debido a la guerra civil que estalló el 7 de enero de 1891.

Terminada la guerra, y en un clima bastante desolador para el país, la madre Elvira se animó a escribirle a monseñor Florencio para reanudar el asunto de la fundación en La Serena. La preocupación del obispo era la falta de recursos económicos, ya que debía ocuparse del Seminario y otros asuntos urgentes. La priora le aseguró que ella podría conseguir lo suficiente para construir un convento pequeño y pobre, como los deseaba nuestra Santa Madre Teresa de Jesús.

Resueltos estos inconvenientes, don Florencio mandó a pedir las licencias de Fundación a Roma y les preparó a las carmelitas la casa de Santa Inés hasta que se construyera el nuevo convento.

Partieron las fundadoras el 31 de octubre de 1892 en un tren que las llevó al monasterio de Carmelitas de Viña del Mar, desde donde embarcaron el 3 de noviembre rumbo a la Serena acompañadas por su obispo, don Florencio.

En la Catedral de La Serena las recibieron con gran solemnidad. Fueron conducidas al monasterio del Buen Pastor hasta que la casa de Santa Inés estuviera preparada, lo que ocurrió el 8 de diciembre.

Estuvieron ahí hasta el año 1895. El 19 de agosto de ese año llegaron a su nuevo convento, ubicado en el barrio Santa Lucía, y se instalaron definitivamente.

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