La historia está para romperla, para matarla, para dejar atrás los malos ratos. Chile hoy escribe una nueva historia. Es campeón de América por primera vez.
Tras 120 minutos en cero, con alargue incluido, la «Roja» ganó a Argentina, el subcampeón del mundo, en lanzamientos penales.
Y fue Alexis Sánchez el del puntazo final, el del último empujón a la gloria. Fue el del lanzamiento final y con un toque sutil mandó a Romero para el otro lado y el estallido desde Arica a Punta Arenas.
En esa pierna derecha de Alexis, cuando la pelota entraba al arco comenzaban a quedar atrás todos los años de frustraciones, penales malogrados, partidos perdidos en los últimos minutos, errores arbitrales, malos ratos, todo lo que nubló a un país por décadas.
Es que esta generación desde el inicio prometió romper la historia, dejar todo lo malo atrás y lograr el título más importante.
Fueron 120 minutos de sufrimiento. Jugó muy bien Chile, Sampaoli fue inteligente, le peleó el encuentro en la media cancha, aisló a Messi, sorprendió con Marcelo Díaz haciendo una doble función, de central y volante. Le daba salida limpia.
Fueron palo a palo, lo tuvo Agüero, pero también pudo hacerlo Alexis o Vargas. El duelo se alargó, llegó a los 120 y llegó el pitazo final. El estadio y todo Chile se silenció, aparecían otra vez los fantasmas, los mismos de hace un año en Brasil.
Pero esta camada no estaba para tropezar nuevamente. Falló Higuaín, tapó Bravo y llegó el disparo de Alexis, ese que desde hoy comienza a cambiar la historia, esa que dirá que un 4 de julio de 2015, Chile vuelca todo y es por primera vez campeón de América.