Ubicado en Eduardo de La Barra #280, es una iniciativa que busca abrir nuevas oportunidades a jóvenes adultos del espectro autista, adecuando un entorno laboral a las capacidades de sus trabajadores, quienes brindan de vida y alegría el lugar.

Elizabeth Rosales, abogada de profesión, fundó en 2017 la Fundación Americana del Autismo y Café Conexión, inspirada por su hijo, quien está dentro del espectro autista. Su experiencia como madre la llevó a comprender las dificultades que enfrentan las familias en el cuidado y desarrollo de sus hijos, impulsándola a crear un espacio de apoyo integral.
La fundación cuenta con una «escuelita» donde niños y niñas reciben educación personalizada, adaptada a sus necesidades. Con siete años de trayectoria, Rosales identificó una nueva necesidad: generar espacios laborales para jóvenes adultos con autismo, permitiéndoles desarrollar autonomía y experiencia en el trabajo.

Con propósito

En noviembre del año pasado nació Café Conexión, una iniciativa que busca entregar oportunidades laborales a estos jóvenes. La fundadora destaca que, aunque la ley exige a las empresas contratar personas con discapacidad, en muchos casos «los contratan porque están obligados, pero los despiden al mes, porque no están obligados a mantenerlos».
Entendiendo que no todas las instituciones o empresas pueden adaptar sus dinámicas a las capacidades de los jóvenes, la fundación ha buscado crear distintas instancias de trabajo ajustadas a sus habilidades. Además, ofrece terapias ocupacionales, fonoaudiología, psicología y educación diferencial, complementando la formación de los estudiantes.
«Cuando empecé con mi hijo veía mamás que la pasaban mal en los colegios y dije: no, yo no lo voy a pasar mal», relató sobre el origen del proyecto educativo. En la «escuelita», los niños avanzan de curso a su propio ritmo y, al crecer, tienen la opción de incorporarse a Café Conexión. «La idea es que se sientan valorados y útiles. También se abre un espacio para que mamás, papás o cuidadores puedan descansar o enfocarse en su trabajo», agrega.

Educación y autonomía

Además, cuestiona la capacidad del actual sistema educativo para responder a las necesidades de los niños dentro del espectro autista. «Muchos colegios tienen programas PIE, pero ¿cómo pretendemos que una profesora que tiene 30 o 40 alumnos pueda atender de buena manera a cada uno? Es imposible».
La falta de apoyo educativo y laboral afecta no solo a los jóvenes, sino también a sus cuidadores, quienes deben reorganizar su vida para atender sus necesidades. «Mi mayor satisfacción es verlos alegres y con ganas. Hay días que entra poca gente y otros en los que tenemos mucho público, pero el entusiasmo de ellos siempre es el mismo. Con ese ánimo, no nos puede ir mal», afirma.

Invitación al Conexión

Los propios trabajadores del café extienden la invitación a la comunidad. Katherine Cuello destaca la calidad del servicio: «Queremos invitarlos cordialmente a que vengan a comer, vendemos desayunos y almuerzos. Atendemos nosotros mismos y estamos por implementar estantes de moda circular».
Paloma Rojas, de 22 años, espera recibir la visita de sus compañeros del colegio. «Quiero que prueben los jugos naturales que preparamos aquí, también los queques caseros y el pie de limón, que es mi favorito».
Felipe Veliz, quien se desempeña como jefe del café, valora el trabajo de sus compañeras y la importancia del proyecto. «Me siento muy cómodo acá, quiero invitar a todos a que vengan a tomarse un rico café en Eduardo de La Barra #280. Estamos abiertos desde las 8 de la mañana hasta las 3:30 de la tarde».

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