El arte y la chatarra pueden ir de la mano

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Hace 30 años que Leonel Villarroel se dedica a la escultura haciendo trabajos a pedido y mostrando su habilidad en ferias artesanales junto a su señora. La figura del Quijote es la que más vende: «creo que la gente se siente identificado con él, porque es un soñador, un culto, un medio loco…», dice.

A sus 59 años, Leonel Villarroel ha trabajado cargando verduras, en la minería, en la construcción y ha sido buzo. Sin embargo, hace 30 años que también se dedica a su otra pasión: la escultura.
Cuando pequeño descubrió que la chatarra no solo era para botarla. Por entonces su padre la compraba y revendía, «y ahí nosotros sacábamos los materiales para jugar, haciendo caminos, autos y camiones sin saber soldar…», cuenta quien se define como un escultor autodidacta.
Con el paso del tiempo convirtió este pasatiempo en un trabajo que se lleva la mayor cantidad de sus horas. Hoy tiene un puesto ubicado en la feria de la Plaza de Armas de La Serena, que atiende su señora Jeannette Astudillo, mientras él sigue creando figuras en su taller de Las Compañías.
Fue en la construcción donde aprendió a soldar y se acordó que cuando niño hacía juguetes, «así que lo llevé a la práctica, este arte, primero haciendo pequeñas cosas y mis amigos luego me iban encargando algunas figuras. Así se fue destapando la creación».
Hoy, como muchos escultores, sigue los pasos de un tal Miguel Ángel, y si se trata de hacer el Quijote y a su fiel escudero Sancho, cuenta que siempre han estado escondidos en esos fierros y lo único que hace es quitar las partes que sobran.

A otras ferias

Partió con trabajos pequeños, y a medida que fue pasando el tiempo, fue afinando el detalle, «y se me prendió la luz en la parte artística (ríe) porque abarco todo lo que la gente me pide. Trabajo a pedido y en ferias artesanales. Soy un escultor autodidacta», afirma.
Como buen artista, constantemente le surgen posibilidades para exponer sus obras ante el público, para que disfruten con la mirada casi tanto como él a la hora de hacerlas.
«Trabajo en La Serena, pero he salido a otras ferias de otras regiones al norte y sur del país. En su mayoría es por temporadas. Y la gente me pide el Quijote, sin duda el personaje universal, y es porque se sienten identificados con él, pues es un soñador, un culto, un medio loco…».

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