Una nueva búsqueda del barco que hace 94 años se hundió en las costas de Coquimbo es la que realizarán una pareja de investigadores quienes en su incansable búsqueda del Vapor Itata esta vez contarán con equipo tecnológico de punta para poder hallarlo. Así lo destacó Carlos Cortés, biólogo y uno de los investigadores que encabeza esta hazaña quien junto a Ricardo Bordones, sociólogo, encabezan esta expedición.
Al respecto señaló que «estamos esperando un apoyo de Sacyr (empresa del rubro de la construcción vial) ya que tenemos un compromiso de trabajo con ellos. Ellos nos van a auspiciar para que venga otra empresa que se llama Bentos, que se dedica al tema oceanográfico que aunque no se especializan en la búsqueda de barcos sí tienen los instrumentos para hacer este tipo de sondaje».
«Lo que haríamos ahora, en una primera etapa y luego haber buscado con el Cabo de Hornos que es el buque científico de la Armada y otros más, es usar otros instrumentos. Antes estuvimos usando ecosondas multihaz que no nos permitieron encontrarlo por la profundidad a la que está el Itata (200 metros, aproximadamente)», lo que cambiarán por un magnetómetro geodésico que se utiliza para detectar metales.
El por qué este aparato puede ayudarles aún más en la búsqueda tiene que ver con que, según detalla Cortés, «el Itata tenía un casco de fierro de 98 metros de largo, entonces con este instrumento podríamos buscar las anomalías magnéticas que nos permitan detectar el naufragio en el fondo del mar».
Posterior a eso, y si las cosas resultan bien según señaló, «vamos a pasar otro instrumento que se llama sonar de rebúsqueda lateral, con el que se puede sacar como una foto. Ese instrumento no tiene la misma cobertura del primero, que abarca mucho más, pero nos serviría una vez tengamos ubicado el barco», señala.
Trabajo que continuarían luego con el uso de un Rov con cámara submarina, que es un vehículo operado robóticamente, con el que pretenden filmar el Itata. «Seguramente debe estar lleno de redes y coral, pero ya con eso nosotros culminaríamos nuestro documental que tiene el eje narrativo de la investigación y búsqueda del barco».
Esta expedición, que en esta etapa llevarán a cabo Bentos en colaboración con la Universidad Católica del Norte, tiene un costo aproximado de sesenta millones de pesos y es que, según consigna el biólogo, «no es fácil buscar algo a 200 metros de profundidad. Si todo sale bien saldríamos a hacer operaciones el 5,6 y 7 de mayo y de tener buenos resultados pasaríamos enseguida a las demás etapas».
Sobre qué es lo que pretenden encontrar en esta travesía destaca que «eL Itata no tiene tesoros, tiene historias. Tiene la fama de ser el naufragio más catastrófico de Chile y lo que esperamos ver es una cápsula del tiempo. Todo lo que sea inorgánico va a estar ahí».
Aun así y como está en una zona profunda «al no haber oxigeno no hay descomposición de la materia orgánica, por ende probablemente podamos encontrar restos orgánicos de animales, huesos mayores; quizás también de personas. No sabemos cómo cayó el Itata entonces la verdad no sabemos qué nos vamos a encontrar pero sí que vamos a encontrar cosas. El estado en que esté tampoco lo sabemos porque después de 94 años es bastante tiempo, pero sí respecto al tema del oxígeno es relevante ya que sería diferente si estuviese a 50 metros de profundidad. Como ahí llega el sol, llegan bichitos que descomponen más rápido la materia orgánica más rápido, pero a la profundidad del Itata es muy probable que encontremos restos orgánicos», señaló.