Última entrevista de José Sulantay a La Región: «Acá el fútbol lo están matando los dirigentes y empresarios».

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Esta fue la última entrevista que dio el querido técnico a LA REGIÓN en el año 2021.

José Sulantay: “Acá el fútbol lo están matando los dirigentes y empresarios”

A sus 80 años reconoce no estar en contra de la gente que quiere ganar dinero en su rubro, “pero las sociedades anónimas mataron a los clubes, especialmente a los de provincia. Menos mal que los coquimbanos han aguantado, pero aun así le quitaron el espíritu al coquimbano, al serenense…”.

Una casa enorme, con techos grandes, que bien podría tener un cartel que diga bienvenidos al túnel del tiempo. “Me gusta la antigüedad, por eso cuando vi que esta casa se vendía la compré enseguida. Fue en los años ochenta”, dice José Sulantay al diario La Región desde su hogar en la ciudad puerto.

Recuerdos de sus viajes cuando era técnico de la Roja Sub 20, la adornan. Recuerdos que, cada tanto, llegan y se quedan. 

Porque aún rememora esos mundiales en Holanda (2005) y Canadá (2007) donde vio crecer a la generación dorada, que con los años se consolidaría al ganar dos Copa América: Chile 2015 y Estados Unidos 2016. Sin embargo, lamenta que, desde entonces, sólo se haya disputado el  Mundial Sub 20 de Turquía en 2013. En adelante, asegura, se han perdido generaciones, el trabajo de selecciones menores.

“No parece bonito que lo diga yo, pero fui sacado de la selección, incluso estando en el mundial de Canadá, pues nunca congenié con Harold Mayne-Nicholls cuando era presidente de la ANFP. A mí me llevó Reinaldo Sánchez”, cuenta.

A todo que sí

Fútbol ve lo justo y necesario. La forma cómo se maneja hoy terminó por alejarlo. Y eso le molesta, más cuando el entrenador colombiano Reinaldo Rueda dejó de ser el entrenador de la selección hace unos días y se busca un extranjero para su reemplazo.

“No se piensa en el técnico chileno y eso es un desprecio de los directivos. He hablado fuerte y se lo he dicho a los dirigentes, porque el fútbol se ha ido al suelo por esta gente que quiere figurar personalmente y que llega al fútbol no por conocimiento. Acá el fútbol lo están matando los dirigentes y empresarios”, advierte.

Reconoce no estar en contra de la gente que quiere ganar dinero en su rubro, “pero de verdad que mataron al fútbol. Las sociedades anónimas mataron a los clubes, especialmente a los de provincia. Menos mal que los coquimbanos han aguantado, pero aun así le quitaron el espíritu al coquimbano, al serenense. Y ha pasado en todas partes. Imagínate que los dirigentes ya no cuentan para nada y tienen que decir a todo que sí. El empresario está acá, allá y lleva de acá para allá. El empresario pone al técnico y los dirigentes hacen lo que quieren, además que se llevan el dinero”.

A esto situación, afirma, se llegó hace mucho tiempo.

“Un dirigente hoy fallecido y por eso daré su nombre, Gustavo Camelio, un día me preguntó qué me parecía esto cuando aún no se vislumbraba, mucho antes de que se hablara incluso de la llegada de las sociedades anónimas a los equipos, y le dije que lo veía oscuro. Y lamentablemente no me equivoqué…”.

Tuvo mala suerte

A lo largo de los años se ha convertido en un especialista en encontrar piezas únicas y decorar su casa, como relojes colgantes, quizás dejándose llevar por los sentimientos. Esos mismos relojes le avisan que es la hora de almorzar. Pero él, cortés, se da un tiempo más para hablar de la selección, su pasión infinita.

Y por eso no esconde su molestia por la forma en cómo se dio la salida del deté cafetero.

“No me gusta que se termine un proceso antes de tiempo, aunque acá fue todo a medias. Tuvo la mala suerte de llegar y encontrarse con el estallido, y luego la pandemia que terminó por afectar su trabajo, dado que la selección no tuvo continuidad para poder prepararse para los partidos de Eliminatorias. Además, le faltó tiempo para conocer la idiosincrasia del jugador chileno, porque quienes lleguen deben saber cómo somos, pues somos harto diferente al resto. Reinaldo siempre estuvo presionado por la campaña que habían hecho los otros técnicos… Es decir que le tocó todo y, a eso, le exigían el recambio que, la verdad, no lo veo. Les dio la posibilidad a jugadores nuevos y nada, entonces qué culpa tiene”.

Critica a quienes cuestionan la falta de gol, “¿pero quiénes son los goleadores en este momento del fútbol chileno?: Colombianos, argentinos, venezolanos, uruguayos. ¡Ni siquiera un chileno!”.

Quien llegue, extranjero o nacional, para José Sulantay, que conoce a la mayoría de estos jugadores cuando aún eran juveniles, “más que tener un carácter fuerte quien llegue debe estar preparado para tratar con cualquier persona; tener una línea y no salirse de ella. Debe manejar la disciplina, pero no andar con un látigo todo el día. Y que se puede manejar en una conversación profunda, en una llamada de atención…”.

No se arrepiente de no haber aceptado la selección cuando se la ofrecieron, “porque quizás no era el momento”, pero si lamenta que en Chile no se agradezcan las cosas. Y peor aún, que se olviden.

“No sé si es la envidia, el chaqueteo, pero acá en Chile es enfermizo. Por eso doy gracias a Dios de que lo que hice fue contra todos, porque acá no te reconocen nada. ¿Sabe? Esto lo digo en charlas que realizo fuera de lo futbolístico en todo Chile, con muchos empresarios, que cuando hagan las cosas buenas no esperen recompensas, ya que en Chile te morirás esperando”.

Sólo agradece a la gente de su región, del puerto, que finalmente son quienes lo reconocen en las calles y lo felicitan por lo hecho, “por eso soy muy regionalista y nunca me interesó ir a un club en Santiago”.

De aquellos jugadores que vio crecer sólo dice tener contacto cuando se los cruza por ahí, en el aeropuerto o en el estadio, “pero no soy de llamarlos por teléfono. Por ejemplo, cuando vino la selección a la región conversé con Vidal, con Isla, quienes me dijeron que los fuera a visitar, pero sólo hablé con ellos en el estadio, ¿me entiende? Fue un encuentro bonito, lo mismo que con Medel cuando me he encontrado en el aeropuerto, con Alexis en Calama, pero sólo ahí…”. 

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