El siniestro ocurrido en calle Juan de Dios Peni se propagó rápidamente por construcciones antiguas del casco histórico, entre ellas, la casa de Gladys Rojas, educadora que habitaba el lugar desde su infancia y que sufrió la pérdida de sus mascotas. El único sospechoso, de nacionalidad venezolana, permanece bajo arresto mientras la Fiscalía reúne pericias para imputarlo por incendio.

La noche del domingo, un incendio de gran magnitud se desató en pleno casco histórico de La Serena, afectando tres casas antiguas en calle Juan de Dios Peni con calle Cuarto Centenario. Entre ellas, la vivienda de Gladys Rojas, profesora normalista, que dedicó su vida a la educación y que ha habitado el inmueble desde su infancia. Allí, además de recuerdos y objetos con gran valor sentimental, la familia sufrió la pérdida de sus mascotas, lo que ha dejado una herida imborrable.

El origen del fuego

El siniestro comenzó cerca de las 20:30 horas tras una discusión en la vivienda contigua. Las llamas se propagaron con rapidez por los entretechos de las casas — según comentó la vecina — construidas sin cortafuegos debido a la antigüedad. Bomberos llegaron prontamente pero el fuego ya había comprometido tres viviendas.
La madrugada del lunes, un hombre de nacionalidad venezolana de 41 años fue detenido como presunto responsable. Según se informó en la audiencia de control de detención, que transcurrió durante la tarde de ese día, el fuego se habría iniciado tras una agresión y amenazas del imputado a su expareja.
Al respecto, desde Fiscalía se informó que «se amplió la detención del imputado por espacio de 48 horas. En ese tiempo, se espera contar con antecedentes que permitan fundamentar la detención por incendio. No se descarta que la investigación derive en algún hecho de violencia intrafamiliar»
Agregando que falta tener las pericias fotográficas e informe para establecer el foco del inicio del fuego. Asimismo, se requiere contar con otros medios de prueba que acrediten los tiempos en que el detenido estuvo en el lugar.

Una vida entera entre las paredes

Gladys Rojas, dueña de la casa junto a su marido, relató con pesar el impacto de la tragedia. «Yo nací y me crié aquí. Esta casa es del año 43, soy normalista y toda mi vida han estado en estas paredes. Cuando vimos el humo alcanzamos a salir, pero mis animales no pudieron salvarse y se ahogaron. Es una tristeza muy grande que nunca imaginé».
Apoyada por hijos, nietos y vecinos, Gladys pasó la noche en la casa de su hija, mientras familiares y amigos han estado durante la jornada de este pasado lunes ayudando a remover los escombros y rescatar las memorias que entre todos compartían de la vivienda.

La memoria que no se quema

Para su hija Rosana Vega, lo más duro no son las paredes ennegrecidas, sino los recuerdos perdidos. «Aquí viví mi infancia, mi adolescencia, la universidad. Son hartos recuerdos, una vida completa. Hasta ahora hemos podido salvar discos, muñecos, la máquina de coser Singer de mi mamá y algunas fotos».
«Lo más doloroso es haber perdido a nuestra perrita y una gatita. Las cosas materiales se recuperan, pero ellas no».

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