La solitaria madre y abuela que cacerolea en contra del sistema de admisión escolar

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Tal como el año pasado, frente al edificio de la seremi de Educación en calle Pedro Pablo Muñoz, con un sartén y una cuchara, inició su manifestación en contra de la famosa tómbola. «De una u otra manera hay que alzar la voz, hacer sentir el descontento», dijo.

Junto a un sartén y una cuchara, sus únicos acompañantes, Deisy Vargas comenzó a cacerolear frente a la seremi de Educación. Sola, tal como asegura haberlo hecho en algún momento durante 2023.

«El pasado año también llegué e hice un cacerolazo, y ahora vuelvo porque estoy en contra del sistema de admisión escolar, la famosa tómbola, que lamentablemente no nos entrega la posibilidad de elegir el colegio para nuestros hijos», reclama, mientras algunos autos que pasan por la calle Pedro Pablo Muñoz la saludan con un bocinazo.

Nunca ha estado de acuerdo con el sistema, precisamente porque advierte que, en el caso personal, «las distancias para ir al colegio son muy largas, y sin considerar lo que conlleva en la parte económica y la parte psicológica de las familias, especialmente de los niños más pequeños, que de verdad se ven vulnerados».

El año pasado protestó por el «mal sistema», pero también porque una de sus hijas fue vulnerada en un colegio, «caso que llegó a la justicia, y aun así el sistema de admisión pretendía que la dejara en el mismo establecimiento. Finalmente la saqué, incluso dejando a mi hija desescolarizada por varios meses, porque la única solución que me daban era que diera exámenes libres».

Y ayer nuevamente llegó para manifestarse de manera pacífica, «esta vez peleando por mi nieto que no quiere estar en el colegio donde está, pero obligadamente tiene que hacerlo porque así lo decidió el sistema, o de lo contrario se quedaba sin colegio. No existe opción y eso no corresponde», se quejó.

Explica que como familia quieren postular al Manantiales de Elqui, que está en calle El Brillador, en el sector Pinamar, en Las Compañías, «pero lamentablemente, por desinformación, me dijeron que tenía que haber hecho la postulación en septiembre y además una en el mes de noviembre, así que no pudimos entrar a la plataforma…»

Sin molestar a nadie

Dice no encontrar otra forma de reclamar para ser escuchada, «porque de una u otra manera hay que alzar la voz, hacer sentir el descontento debido a una mala ley que tiene que eliminarse. Seguramente no soy la única que está en desacuerdo, pero sí la única que está hoy acá reclamando y haciendo un cacerolazo».

La gente en la calle la anima y, por momentos, hasta canta con ella, «incluso me tocan la bocina y me gritan: te apoyamos, pero pucha, porque no se bajan y apoyan acá. Entre más gente toca la cacerola, más presión quizás podemos meter».

Reconoce que incluso llegó Carabineros, quienes seguramente fueron llamados desde el interior del edificio, «pero les dije que estaba en la calle sin molestar a nadie y Carabineros entendió la situación y se fueron. Para qué los hacen venir si no estaba haciendo destrozos, sino que me estaba manifestando como una ciudadana que vive, se supone, en un país libre y en democracia».

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