A sectores como La Florida, en La Serena, están llegando personas provenientes de los rucos de La Antena, población colindante, generando inseguridad, pero desde el Hogar de Cristo llaman a tener mayor comprensión y enfatizan en que el problema es social, no policial.
Una compleja situación es la que están viviendo los vecinos del sector de La Florida en La Serena, ya que están viendo afectada su seguridad por el fenómeno de «migración de los rucos».
Resulta que tal como dio cuenta Diario La Región hace algunas semanas, los rucos en La Antena cada vez eran más y más, y los habitantes de estos lugares se estaban tomando el Parque Coll, siendo un peligroso foco de incendios y provocando otro tipo de incivilidades con las que los vecinos tenían que lidiar.
Uno de los puntos que se logró detectar fue que la gran mayoría de la gente que se encontraba en situación de calle, mantenía una adicción a las drogas y al alcohol, y muchas veces tenían que robar para satisfacer su necesidad de consumo.
«La migración»
Gracias al trabajo de los vecinos asociados a la seguridad y a Seguridad Ciudadana municipal, el sector colindante a La Antena, es decir, La Florida, no había tenido mayores problemas con los rucos, pero al parecer desde que comenzaron a sacarlos, una vez más pareciera que aumentan en La Florida. De ello da cuenta la vecina Carmen Ahumada, quien ha visto como en el sector de Las Torres, donde antes había sólo uno de esos lugares, de la noche a la mañana aparecieron dos. «Creo que es lamentable que se estén viniendo para acá, sobre todo a este lugar, porque en frente hay un parque donde juegan los niños y no es justo que tengan que pasar por eso», expresó la vecina.
En el mismo sentido, Fresia Torres manifestó que, «esto es algo que se tiene que parar ahora, porque si no seguirán y seguirán instalándose. Yo no sé si este es trabajo de Carabineros o de quién, pero alguien tiene que poner las manos a la obra», finalizó.
Vecinos contra
la inseguridad
Cabe señalar que desde Seguridad Ciudadana Municipal y desde Carabineros han enfatizado en lo complejo que es sacar a estas personas de los lugares que se toman, ya que lo pueden hacer «mil veces», pero éstas vuelven al mismo lugar porque no tienen dónde ir, por lo que éste sería un problema no solamente de seguridad sino que también de carácter social.
«No son
delincuentes»
Gonzalo Cortés pone el acento en que es fácil ver y tratar a estas personas como delincuentes desde un punto de vista «sensacionalista», pero que él sabe que no lo son. «Se les puede tratar de delincuentes, de flojos, de vagos, pero detrás de cada persona que vive en esta condición, hay una historia detrás, de dolor, de penas y dolores que lo han llevado a estar donde está», indica el trabajador del Hogar de Cristo.
Drogas y alcohol
Asegura que cuando se les entregan otras motivaciones, ellos actúan diferente, incluso dejando de lado sus adicciones que, lamentablemente, forman parte de su diario vivir. «Hace unos días tuvimos una actividad, y logramos que la mayoría participara en esa actividad dejando de lado sus adicciones, como la droga y alcohol. Es decir, falta mucho que hacer por ellos, más que juzgarlos. darles una nueva oportunidad en la vida», finaliza Gonzalo Cortés.