Servicio de urgencias: Eterna espera por una atención

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Un malestar, un dolor insufrible o incluso uno pequeño, el miedo de una enfermedad es lo que siente cualquier paciente antes de concurrir a un servicio de urgencia.

LA REGIÓN fue testigo de cómo los enfermos deben esperar durante varias horas para ser atendidos, en donde incluso no tienen solución y deben concurrir a otros centros asistenciales. La causa: el colapso del sistema.

Hospital de La Serena, miércoles 19, cerca de las 9:00 de la mañana. Mientras se espera la llegada del peak de enfermedades respiratorias, que de acuerdo a las autoridades debería ser a fines de junio, el servicio de urgencias del recinto de salud ya no da más, puede sonar categórico, pero es la realidad que se vive en las largas horas de espera por una atención.

A minutos del cambio de turno, luego de una ajetreada noche de trabajo en el recinto, los equipos de médicos, enfermeros y técnicos se preparan para recibir a los pacientes que serán atendidos, aunque la fila a esa hora de la mañana sigue siendo larga.

Juan llegó temprano por un accidente que le ocurrió comenzando su jornada de trabajo, nada grave relata, pero necesita ser visto, ya lleva cerca de dos horas y no ha podido ser atendido. Al rato lo llaman para una «pre-revisión» y le recomiendan que se dirija a un Cesfam para que pueda recibir una atención más rápida, algo que encuentra «insólito».

Casos como el de Juan se repiten con frecuencia en el servicio de urgencias. Otra usuaria, quien prefirió no revelar su nombre, llevaba a su pequeño hijo con un fuerte resfriado y fiebre alta, pero al tener categoría C4 «condición no urgente», debió esperar en la sala de espera. La preocupación de la madre era notoria, pero debía esperar, porque «no hay box disponibles».

La categorización de pacientes en servicio de urgencia es un protocolo de categorización de las distintas complicaciones que pueda tener un paciente, denominado Índice de Severidad de Emergencia (ESI), dicho sistema es el proceso en el cual se define qué pacientes son atendidos en primera instancia de acuerdo a su gravedad propiamente tal, y tiene como fin que el enfermero encargado pueda priorizar la atención de los usuarios según su gravedad.
Este sistema pone el acento en el riesgo más que en la patología que tenga el paciente y permite categorizar los tipos de urgencia con que llegan, en la entrada del recinto un letrero lo explica con claridad: «las atenciones son por orden de gravedad y no por orden llegada».

Caso aparte es poder conseguir una atención nocturna en un servicio de urgencia. En donde muchas salas son usadas por personas sin hogar para resguardarse de las frías noches de un invierno que acaba de comenzar, a veces sorprende la cantidad de gente durmiendo en los pasillos y en muchos casos acompañados de sus mascotas.

Hay que superar agotadoras esperas, la falta de médicos especialistas, de recursos. Las noches son intensas en el Hospital de La Serena, las sillas que son más de 20, están todas ocupadas y la gente debe esperar de pie en los pasillos, esperando una atención.

Los problemas que se generan en el servicio de urgencias en este caso, el Hospital La Serena, no es más que un claro reflejo de la situación compleja que presenta el servicio público de salud del país, además de la sobrecarga del sistema de salud, como lo es la derivación de pacientes provenientes de otras comunas, o consultas realizadas por los mismos, que a veces no son considerados como «urgentes», solo empeoran la situación y aumentan los nombres en las listas de espera.

Pese a los intentos de LA REGIÓN por obtener declaraciones de parte de la jefatura del Hospital de La Serena, hasta el momento de la publicación no fue posible.

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