Tres detenidos, un carabinero agredido, población, comercio y servicios atemorizados…

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Lo que había empezado como un desalojo pacífico, terminó con barricadas, tres detenidos por desórdenes y agresiones a carabineros. Un centenar de comerciantes no establecidos fueron obligados a despejar calle Aldunate. Además informaron desde la casa edilicia sobre amenazas de muerte que habría recibido el alcalde Manouchehri de parte algunos protestantes. Todo en medio de la polémica decisión de trasladar la Feria Navideña al recinto de la Pampilla.

«El trabajo es un derecho, nos pediste apoyo y ahora nos botas. No somos delincuentes, no a la Pampilla», decía el lienzo más grande de la manifestación que llevaron a cabo unas 70 personas.

El mensaje es contra la figura del alcalde Alí Manouchehri, que por estos días no se encuentra en la zona. El reclamo hace referencia a un completo barrido que hizo carabineros y seguridad municipal para despejar la principal vía de la ciudad.

El objetivo que plantearon las autoridades era combatir a ilegales que se encuentran instalados principalmente en calle Aldunate y que perjudicarían a los que pagan patente. Y es que la competencia desigual en los costos que se asocian al desarrollar la actividad comercial, pareciera haber tomado cabida en el debate.

La seguridad de transeúntes y su desplazamiento por las vías públicas, fueron algunas de las denuncias que más ha recibido carabineros para apurar el procedimiento. Las aglomeraciones que provocan carpas y toldos en plena verada, tampoco ayudan al complejo contexto sanitario que vive la comuna. Ante eso, se decidió actuar.

«Entendemos que hay un problema con el comercio ilegal, con la aglomeración que crecen exponencialmente en estas fiestas de fin de año, además porque el comercio establecido tiene que también crecer y prosperar efecto de las consecuencias que tuvo el Covid-19 en nuestra comuna, entonces el llamado al ordenamiento, al crecimiento orgánico de estas ventas y el llamado es a que las personas puedan ejercer su comercio, pero de forma lícita», dijo David Díaz, director de Seguridad Pública Municipal.

Con el paso de las horas, la amabilidad con la que se habían tomado el desalojo en un comienzo desaparecía por completo. Con la molesta evidente en los rostros, aparecieron los primeros tufillos a barricadas. Sujetos llegaban de todos los puntos con neumáticos para preparar material incendiario. Los mismo hicieron con algunas fachadas de locales que a esa hora de la mañana, bajaban las cortinas para no arriesgarse a hacer víctimas de ataques de la turba. La mañana prácticamente se dio por perdida para la mayoría de comerciantes. Servicios suspendían atención de público por un rato y habilitaban otros accesos.

En la esquina de la calle Alcalde se desencadenó el principal foco de las llamas y el humo. Mientras carabineros miraba impávido los hechos, vecinos pedían intervenir. Las alteraciones al orden público fueron de menos a más, lo que provocó que se armara un altercado entre manifestantes y una patrulla, que dejó como saldo a dos detenidos por barricadas y a otro por desórdenes.

El mayor Sandoval informó que un carabinero había sido agredido con un elemento contundente en su muslo derecho. Muchos ambulantes optaron por la violencia tomando palos para agredir a plena luz del día.

Desde la casa edilicia porteña manifestaron que se seguirá realizando este operativo por el tiempo que sea necesario, «con el propósito de establecer el ordenamiento territorial, seguridad y hacer cumplir las normativas vigentes respecto al desarrollo de esta actividad económica», informaron a través de un comunicado.

Cabe destacar que esta semana comenzó con la polémica del traslado a la Pampilla de la feria navideña que todos los años se realiza en las calles céntricas del puerto. La municipalidad decidió llevarla al mítico recinto para despejar el centro. ¿La razones?, que la Pampilla tiene una superficie de 233 mil metros cuadrados mientras que el centro de la ciudad (entre calles Melgarejo y Aldunate) sólo 550, por lo que el distanciamiento físico requerido para una pandemia no se cumple, con el peligro que se generen focos de contagio importante con una feria en pleno centro.

Pero la propuesta presentada hace unos días con planos y todo, no fue bien recibida por algunos sectores de comerciantes establecidos, menos por ambulantes ilegales.
Cabe recordar que la propuesta municipal involucra una Pampilla Navideña entre el el sábado 18 y el miércoles 24 con eventos artísticos en un escenario central, zona de juegos infantiles, pueblo artesanal, patio de comidas, baños, servicios básicos, seguridad con presencia policial, estacionamientos, paradero y gestión de locomoción colectiva, zona de vacunación y toma de PCR.

La Pampilla Navideña considerará una duración de 7 días, desde el sábado 18 al viernes 24 de diciembre. El costo del permiso para los emprendedores será de $500. El sector de intervención del comercio se efectuará en el óvalo de la Pampilla con una cantidad aproximada de 800 a mil puestos.

Sin embargo, aún existen sindicatos que se mantienen en rebeldía ante la decisión del municipio. «Somos emprendedoras y queremos que se nos entregue un lugar digno para atender.»

Ayer las miradas se llevaron los ambulantes, a quienes se les apuntan no ser de la zona. «Son todos de Santiago o inmigrantes», dicen algunos locatarios del centro muy atemorizados tras la escalada de violencia en la jornada del jueves.

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