Ex cabo de Regimiento Coquimbo acusa ser dada de baja por su peso

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Jacqueline Santos, cabo primero del Regimiento de Infantería Nº 21 Coquimbo, pide su reintegración a las filas de la institución castrense tras ser notificada de su desvinculación en marzo de este año. Cuenta que estando con 35 semanas de embarazo en el año 2016, se rompió el peroné en un accidente casero, que la dejó sin hacer deporte por dos años y con un aumento considerable de su peso normal. El coronel Sagás se defendió mencionando que hace 10 años que la mujer no cumple con las condiciones físicas, además de abusar de licencias médicas.

La joven de 35 años cuenta a LA REGIÓN que ya le quitaron la tarjeta de identidad militar a ella y a su hijo. También se prepara para abandonar la casa fiscal que le pasaron mientras se desempeñaba como funcionaria.

Hizo su servicio militar en el año 2008, y hasta mayo de 2016 «todo era de ensueño en mi vida», relata la por ahora ex uniformada. Aquella fecha, que es recordada con dureza por esta mujer debido a que fue el inicio de una «verdadera pesadilla».

Jacqueline se habría caído de la escalera de su casa, lo que le provocó una lesión en su peroné, una fractura para ser específico, que la mantuvo por dos años inhabilitada de hacer actividad física, cuestión contraproducente a su quehacer diario como instructora de soldados.

«Yo salía a trotar con el resto de las funcionarias, mi peso siempre fue cercano a los 75 kilos, jamás tuve un problema de peso, vino el accidente y se complicó todo, porque tuve que guardar reposo absoluto en cama. Me hicieron bajar de peso para reintegrarme como corresponde, lo he hecho, pero me están liquidando la carrera de manera arbitraria».
Su «para» hizo que esta mujer llegase a pesar 104 kilos, cuestión que le empezó a traer problemas en el regimiento una vez reintegrada a sus funciones.

«El brigadier de la comisión de sanidad me hizo subirme a la pesa con muletas, yo no podría creer la humillación que pasé esa tarde. Me dijeron que tenía tres años para recuperarme de una enfermedad curable, sin embargo yo soy a contrata, entonces mi reintegración va depender de si hay cupo o no, nadie me puede asegurar hoy en día si me van a cumplir el poder volver».

En ese contexto, comenzó a sentir las primeras consecuencias del accidente en su hogar.
«Las secuelas que deja una fractura de ese calibre es quedar prácticamente coja, por eso recibí varias burlas de mis compañeros cuando empecé a volver, me decían ahí va la coja, ahí va la gorda, pero en realidad eso es lo de menos, mi queja es que no pescaron las razones de mi alza de peso, no se pusieron nunca en mi lugar de haber dado a luz hace poco, haber tenido tres operaciones, ya que en todo ese transcurso de tiempo me intervinieron dos veces el tobillo y en una ocasión la rodilla. Todo eso no lo vieron o se hicieron los ciegos».

Tras las operaciones, Santos comenzó a sentirse mejor y empezó a retornar paulatinamente a su trabajo, hacía guardias. No obstante, lamentablemente solo bajó 8 de los 12 kilos que le habrían pedido desde la institución, razón por la que finalmente fue notificada de su dada de baja del Ejército.

«Lo que me duele es que yo seguía con licencia parcial y todavía no me daban de alta cuando me mandó a llamar el comandante. Cuando me notificaron que estaba afuera fue prácticamente vivir un calvario, como que se te viene el mundo encima, todos tus sueños de vida se van a la basura. Ha sido un proceso súper largo, donde me tocó apelar y demostrarle una y otra vez que sí me la estaba jugando por bajar de peso, pero no me escucharon, ni me respetaron».

Fue en septiembre del año pasado cuando le habría llegado la primera notificación de desvinculación. Por aquellos tiempos, Jacqueline promete que estaba full entrenamiento.
Una de las razones que le habrían planteado desde el Hospital Militar para frenarle su contrato, es que de mantenerla su salud corría peligro.

«Me decían que si seguía con mi peso dentro del Ejército, me iba a dañar mi propia condición, señalaban que corría peligro de sufrir problemas cardiovasculares, infartos, desligándose completamente del tema y haciéndome responsablemente solamente a mí de lo acontecido»

Pero lo que más lamenta en realidad, es un trato dispar en casos similares por parte de las autoridades de la institución. «Hay gente que efectivamente le hacen pruebas especiales, militares que tienen lesiones de carácter grave y tiene otras chances para seguir trabajando. Yo hago 10 kilómetros de bicicleta estática y he demostrado que sí merezco continuar sirviendo a mi país.»

El coronel de Ejercito Luis Sagas, señaló que Santos dejó de pertenecer a la insitución por tener un indice de masa con sobre peso (36,8). Además agregó que el mismo impulsó una investigación interna en su contra por más de mil licencias médicas utilizadas.

«En toda empresa se revisa a alguien que haya presentado más de mil licencias. Ella entra al Ejercito de reserva, es una modalidad distinta a alguien formado en la Escuela, ya que es un contrato que se renueva por dos años. Lo cierto es que estuvo 10 años sin estar apta para pasar pruebas físicas, solo en 2009 y 2011 estuvo óptima fisicamente. A partir del 22 de junio la cabo Santos dejó de pertenecer a nuestras filas»

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