Injerto de membrana: Delicado tratamiento que solo realiza el Hospital San Pablo de Coquimbo

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El tratamiento permite disminuir el dolor y el tiempo de cicatrización de las heridas. En los últimos nueve meses más de 30 pacientes se han beneficiado con este novedoso método, que sólo está disponible en el recinto porteño en la zona norte del país.

El 28 de julio fue uno de los días más difíciles que ha tenido que afrontar Bárbara, una joven de 29 años que producto de un accidente casero se quemó parte de su cuerpo.
La intensidad del dolor y de las heridas la obligaron a dirigirse al hospital de Coquimbo, donde le diagnosticaron quemaduras en su cuello y espalda.

«Me angustié muchísimo, si bien sabía que no volvería a ser la misma y que me quedarían las marcas del accidente, solo me interesaba que calmaran mi dolor. En el hospital me explicaron que realizaban injertos de membrana amniótica, lo que facilitaría mi tratamiento», relató.

Bárbara comentó que algo incrédula aceptó el procedimiento ofrecido por los especialistas. A meses de su accidente, señaló que las secuelas son mínimas, «pensaba que mi piel quedaría arrugada y la sorpresa fue muy grata. Con el paso de los días y de las curaciones, mi piel se comenzó a estirar y retomar su color. Hoy sólo tengo una pequeña manchita rosada».

El uso de injertos de membrana amniótica es una alternativa terapéutica fácil de obtener y altamente efectiva, la membrana tiene múltiples beneficios, como ser un sello biológico, disminuir el riesgo de infección, lograr disminuir el dolor, evitar la pérdida excesiva de líquido, entre otras. Está compuesta esencialmente de colágeno, lo que contribuye especialmente a lograr buenos resultados.

El hospital San Pablo de Coquimbo es el único recinto de la zona norte del país donde las enfermeras realizan este tipo de procedimiento, ya que en la mayoría de los nosocomios son los médicos los encargados de realizar el injerto. Esto ha permitido que casi en la totalidad de los servicios clínicos se utilice y los pacientes no tengan que esperar una hora de pabellón para su tratamiento.

Desde diciembre del 2018 a la fecha, han sido más de 30 los usuarios beneficiados con este procedimiento.

Beneficios de la membrana amniótica

Evelyn Araya, enfermera pionera en la realización de injertos en el centro de salud, explica que la membrana permite disminuir el dolor, el tiempo de cicatrización y la inflamación, además, de obtener una cicatriz mucho más estética y flexible, «desde que se aprobó el nuevo protocolo, han bajado los costos para la realización de este tipo de procedimiento, ya que se dejaron de utilizar los pabellones y de aplicar anestesia. Ahora lo realizamos las enfermeras en una sala de procedimiento o en la cama donde está hospitalizado el paciente. Sin duda, que es un gran beneficio para nuestros usuarios», sostuvo.

«La membrana amniótica tiene muchas propiedades, por lo que sirve para varios tipos de heridas, como las de pie diabético, úlceras varicosas, quemadura tipo A, entre algunas otras», agregó.

Durante este año se han procurado 13 membranas, las que han permitido la obtención de más de 24 láminas de amnios, elemento esencial para el tratamiento de pacientes con quemaduras graves, como coadyuvante en el sello de lesiones quirúrgicas complejas y para lesiones del globo ocular.

Por su parte, Lida Miranda, enfermera jefe de la Unidad de Procuramiento de Órganos y Tejidos del hospital de Coquimbo, y una de las principales artífices de la puesta en marcha y consolidación de este trabajo, explicó que «la membrana amniótica se obtiene desde la rigurosa selección de donantes óptimas, madres que tendrán su parto por cesárea programada y que no poseen ninguna condición que contraindique la donación. Una vez obtenida la placenta, en la unidad de procuramiento se procesa inicialmente y de forma posterior se envía al banco nacional de tejidos, donde finalizan su proceso, generando láminas de amnios que son controladas y esterilizadas».

Si bien desde el 2016 la unidad de procuramiento comenzó con esta iniciativa para mejorar la calidad de vida de los pacientes, sólo a partir de 2018 se comenzó a masificar su uso, gracias a la capacitación que se les brindó a las enfermeras de los servicios clínicos.

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