«La Virgen es el ejemplo más nítido del camino para llegar a Dios»

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6bEn conversación con Mons. René Rebolledo, el Pastor recordó las festividades que la Iglesia celebra en el curso de noviembre. El día 1 la festividad de Todos los Santos, en que se tuvo presente a mujeres y hombres que en diversos tiempos y circunstancias siguieron fielmente la voluntad del Señor en sus vidas, concretando en modos diversos el llamado a la santidad, puerta abierta en el bautismo. Luego el día 2, la conmemoración de todos los fieles difuntos, celebración en que la Iglesia ora en agradecimiento a Dios por el don de la vida y misión de cuantos han vivido su Pascua, como también intercede a fin de que el Señor les conceda contemplar su rostro. Hacia fines de mes, el domingo 26, se celebrará la festividad de Jesucristo, Rey del Universo, recordando especialmente en la oración y en la contribución material de la comunidad, a la Iglesia perseguida.
Cabe destacar, además, que durante noviembre tiene lugar en nuestro país el Mes de María. Es en este contexto que el Arzobispo responde a preguntas relacionadas con la presencia de la Virgen y su misión en la historia de la salvación.

¿Por qué un mes dedicado a María?
El día miércoles 8 de noviembre hemos dado inicio en nuestra patria al tradicional Mes de María, que finalizará, Dios mediante, con la festividad de la Inmaculada Concepción, el viernes 8 de diciembre. Es un tiempo durante el cual dedicamos con la celebración de la santa Eucaristía, el rezo del rosario, las oraciones, como también otras devociones, especialmente procesiones, un culto muy especial a la Madre de Cristo. Le expresamos nuestro amor como respuesta a la entrega que hizo el Señor desde la Cruz de su Madre al discípulo y en él a nosotros.

¿Cómo entender un culto dedicado a una persona humana?
A María Santísima dedicamos un culto que no es adoración. Está dirigido a una mujer santa, inmaculada, plena de virtudes que son un don divino, sin embargo, esencialmente mujer. La Iglesia reconoce en Ella la elección de Dios y la misión que Él mismo le confió en la historia de la salvación. Él la eligió para que su Hijo asumiera la condición humana. Todo en Ella es gracia divina. Es el ejemplo más nítido del camino para llegar a Dios.
¿Por qué es importante el «sí» de María?
En el momento en que la humilde joven de Nazareth recibe el mensaje del Ángel Gabriel anunciándole que Ella ha sido elegida para concebir y dar a luz al Hijo del Altísimo, María acepta esta voluntad divina y pronuncia su asentimiento: «Yo soy la esclava del Señor que se cumpla en mí tu Palabra» (Lc 1, 38). Dios respeta la libertad de María, que pregunta «¿Cómo será posible?». María, libremente, hace suya la voluntad del Señor. No es posible en la historia una acción humana de tal relevancia: ¡María, la llena de gracia, asume la misión de hacer carne el amor de Dios!

¿Y en qué radica más específicamente el ejemplo de María?
Cuando María pronuncia su Sí, abre a los hombres de todos los tiempos la comprensión de cómo es preciso disponernos a la gracia de Dios y no obstaculizar su actuar en nosotros. En efecto, estamos llamados a ser mediaciones, aunque débiles y limitadas, para que Dios también en nuestros tiempos señale su presencia. A lo largo de la vida, sin duda, encontramos realidades y acontecimientos que no logramos comprender en su totalidad, muchos de ellos los asumimos sin discernir que pueden ser expresión de una voluntad divina, la que incluso en ocasiones nos contraría y nos perturba, por ello admiramos aún más a esta Mujer que en su vida se llamó a sí misma «la esclava del Señor».

¿Qué mensaje quisiera entregar para este Mes de María?
Estos días dedicados a María son una gran bendición para nosotros. En cada uno de ellos celebraremos nuestra fe. Daremos gracias a Dios por la Santísima Virgen María, elegida para ser la Madre de Cristo, nuestro Salvador. Acogeremos la Palabra como Ella. Haremos nuestra su disposición a servir, como hizo con su prima Isabel, a los más necesitados. Nos unimos a su canto de alabanza y gratitud. De este modo contemplamos en Ella la grandeza del amor de Dios verificado en su vida y en nosotros.
Procuremos dar culto a María en su ejemplo: ¡María sigue siempre a su Hijo! La entrega de sí misma es incondicional, también en los momentos en que su corazón estaba lleno de dolor, pero a la vez pleno de amor, junto a su Hijo querido al pie de la Cruz. ¡Únicamente la fe otorga las fuerzas y la fortaleza para asumir tal dolor!

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