Suprema elevó pena de Cheyre al declararlo cómplice y no encubridor de 15 homicidios

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El máximo tribunal decidió elevar la responsabilidad del ex comandante de Ejército en los hechos, quitando el papel de encubridor pero manteniendo su pena con el beneficio de la libertad vigilada.

La Corte Suprema elevó este jueves las penas que deberán cumplir ocho militares en retiro por su responsabilidad en los delitos de homicidio calificado de 15 personas, hechos perpetrados el 16 de octubre de 1973, en el marco del «Caso Caravana de la Muerte», en La Serena.

En entre éstos se encuentra el ex comandante en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, condenado a 5 años de presidio, aunque con el beneficio de la libertad vigilada, pero como cómplice.

Esto, porque el máximo tribunal consideró que se incurrió en error al calificar la participación atribuida al condenado Cheyre como encubridor de los homicidios, estableciéndola en la complicidad.

La Segunda Sala del máximo tribunal -integrada por los ministros Haroldo Brito, Manuel Antonio Valderrama, Jorge Dahm, Leopoldo Llanos y la ministra María Teresa Letelier-, condenó a Pedro Espinoza Bravo y Juan Chiminelli Fullerton, a 15 años y un día de presidio, en calidad de autores de 15 homicidios.

Mientras, Víctor Hugo Alegría Rodríguez, Jaime Ojeda Torrent y Emilio de la Mahotiere González, deberán purgar 10 años y un día de presidio como cómplices de los 15 delitos. En tanto, Hernán Valdebenito Buggman, Guillermo Raby Arancibia y Luis Araos Flores, fueron condenados a 5 años y un día de presidio como encubridores.

La resolución dice, entre otras cosas, que la tarea de ejecutarlos «era propia de quienes conformaban el círculo más selecto de la Unidad Militar que era visitada por la Comitiva, de allí que sus principales partícipes eran, entre otros, Sergio Arellano Stark, Marcelo Moren Brito, Ariosto Lapostol Orrego, Manuel Cazanga Pereira y, además, quien era el ayudante del primer mando del Regimiento, el sentenciado Juan Emilio Cheyre Espinoza».

Además, agrega que «el inculpado presta colaboración en una misión de la que tomó conocimiento previo acerca de sus objetivos, siendo inverosímil considerar que, aun cuando fue extensa como él mismo la describe, por el solo hecho de tomar por cierto que entraba y salía de ella, tal circunstancia no puede ser suficiente para eximirlo de la responsabilidad criminal respecto de la cual ha de responder, conformando un error de derecho la falta de atribución criminal a ello y que, en realidad, corresponde al grado de participación de cómplice en los crímenes asentados y, de paso, ello configura la causal de invalidación propuesta, la que se justifica en el yerro descrito y que tiene influencia en lo dispositivo del fallo, sobre todo si ello determina una escala de penalidad mayor o menor dependiendo del grado de participación y, en este caso, al asentarse en un estado superior, el reproche resulta mayor y, por lo mismo, produce la invalidación de la sentencia impugnada en los términos que se expondrá», añade.

En el polígono

Fue el 16 de octubre de 1973, justamente hace 50 años, cuando el helicóptero Puma aterrizó en La Serena, dejando una estela de sangre y muerte. Entonces 15 personas fueron asesinadas por la comitiva que lideraba el general Sergio Arellano Stark, bajo la complicidad del comandante en jefe del regimiento de la época, Ariosto Lapostol, ya fallecido, Juan Emilio Cheyre y otros.

Junto al destacado músico Jorge Peña Hen, ese día, en el polígono del regimiento, fueron ajusticiados sin juicio previo, mediante disparos efectuados por personal del Ejército, algunos de ellos rematados con un tiro de gracia, Óscar Aedo Herrera, Marcos Barrantes Alcayaga, Mario Ramírez Sepúlveda, Hipólito Cortés Álvarez, Jorge Contreras Godoy, Roberto Santa Cruz, Jorge Jordán Domic, Gabriel Vergara Muñoz, Carlos Alcayaga Varela, Jorge Osorio Zamora, José Araya González, Óscar Cortés Cortés, Manuel Marcarian Jamett y Víctor Escobar Astudillo.

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