«Uno llega con ciertas ideas que fueron superadas por la realidad, un estallido social y luego todo cambió con la pandemia»

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En diciembre de 2019, el coronel Luis Sagas llegó a la comandancia del Regimiento N°21 Coquimbo, y este viernes entregará el mando al teniente coronel Felipe Retamal. Su destino será la Escuela de Infantería en San Bernardo. En su estadía le tocó asumir la jefatura de Defensa durante la pandemia, luego que el general Pablo Onetto retornara a la capital.

En pleno estallido social, en diciembre del 2019, asumía como comandante del Regimiento N°21 el coronel Luis Sagas (46), en reemplazo del coronel Manuel Herrera. Sagas anteriormente, entre el 2013 y 2014, fue comandante del batallón de Infantería de la misma unidad.

¿Cuál es el balance que puede hacer de su periodo en la zona?
«Uno llega con ciertas ideas, expectativas y sueños, y cada una de esas ideas fueron superados absolutamente por la realidad, que venía acarreando un estallido social, con una supuesta alteración que iba ocurrir internamente en el país en marzo (2020), lo que finalmente no ocurrió porque apareció la pandemia y luego todo cambió, la pandemia nos ha llevado a una situación extrema y difícil para todos, y fue complejo internamente, en lo personal y en lo profesional, porque dejé de ser el comandante prácticamente, porque la presencia de un jefe de Defensa Nacional con el grado de general, y jerárquicamente uno queda subordinado. Hasta marzo de este año, que se modificó y me tocó asumir como jefe de la Defensa, que fue un bonito desafío».

¿Se va tranquilo?
«Contento de haber compartido y conocido mucha gente que me ayudó mucho, incluso lo comentaba con los periodistas de la delegación presidencial, y es que estoy tremendamente agradecido de los medios de comunicación por el apoyo y el entendimiento, pero también con pena de no haber logrado esos sueños o expectativas de haber llegado como comandante del regimiento y no haberlas logrado en virtud de todo lo que ocurrió».

Que igual obedeció a algo de fuerza mayor…
«Claro, uno podría encontrar razones y justificaciones, pero en el ámbito de la autocrítica evidentemente queda con esa deuda de quizá haber hecho más cosas».

Y su futuro, ¿para dónde se encamina?
«El Ejército me designó como director de la Escuela de Infantería en San Bernardo, por lo tanto sigo mandando, y eso se agradece, porque para uno, como oficial de Ejército, la aspiración máxima es estar siempre en contacto con la gente y mandando tropas, y las Escuela de Infantería tiene una labor relevante en la formación de oficiales y suboficiales del arma de infantería».

Entre todas las gestiones, también le tocó coordinar varias elecciones…
«Fueron como seis si mal no recuerdo, al menos este año fueron cuatro elecciones. Fue un desafío entretenido a pesar de que siempre hay nombrado un general de Ejército como jefe de la Fuerza Regional, pero yo soy el encargado de toda la parte administrativa, logística y la coordinación previa con todas las autoridades hasta que asume el mando el jefe de Fuerza Regional. Fue muy desafiante en virtud de las situaciones que ocurrieron con la pandemia, recordemos que tuvimos una elección durante dos días, algo inédito en Chile, y felizmente no tuvimos problemas, salvo cosas menores que fueron resueltas a tiempo».

¿Qué fue lo más difícil que le tocó enfrentar?
«En lo interno creo que la dificultad de poder sobrellevar una carga de trabajo muy exigente, porque desde el estallido social hasta que terminó el estado de excepción, estuvimos enfocados solo en eso, e indudablemente hubo un desgaste profesional, pero en lo personal se vio muy afectado el entorno familiar, y eso dificultó la gestión de mando, que es un elemento importante en todo este proceso».

Y lo positivo…
«En lo positivo, me quedo con la experiencia de haber sido nombrado como jefe de la Defensa y en las relaciones interpersonales que se fueron restableciendo luego de todo lo ocurrido. Quizá no logramos llegar al punto de inicio, como era antes del estallido social, pero sin duda que nos hemos acercado, tanto con los medios de comunicación social y también con las autoridades».

Finalmente se logró instalar la bandera…
«Seguimos con una bandera que fue donada por la intendencia en su minuto, hoy delegación presidencial, y que ya está con serias dificultades porque tiene más de seis meses, y nuestro sastre ha hecho un gran esfuerzo por tratar de mantenerla y recuperarla, porque se va quemando con el sol, y tenemos la aspiración de que pueda alguna otra institución donarnos una nueva bandera para que siga flameando como corresponde en nuestro cerro Santa Lucía».

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