Vaya problema para Schoenstatt: En Chile hogares no quieren recibir a Fco. José Cox

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No serán tiempos mejores para Francisco José Cox (83). Porque tras conocerse que volverá a Chile después de pasar casi 18 años en Alemania, en la ciudad de Vallendar, en la comunidad de Schoenstatt, en una vida de retiro y hermetismo, hoy su situación es diametralmente opuesta a la que estuvo ha acostumbrado a vivir.

Porque después de haber sido sometido a una serie de exámenes para saber su real estado de salud, antes de tomar la decisión de su retorno, la congregación de Schoenstatt tomó la decisión.

«Tiene diabetes, un cáncer a la próstata y síndrome de demencia senil, pero eso no es impedimento para que pueda viajar a Chile, así que por eso lo traeremos, aunque tiene que ser acompañado», afirmó el vocero del movimiento, el Padre Moore, sobre un hecho hasta hace algunos meses impensado, que es el regreso del polémico Cox, quien tuvo la calidad de obispo emérito de La Serena hasta el pasado 13 de octubre, cuando el Vaticano comunicó que el Papa Francisco había decidido su dimisión del estado clerical, como consecuencia de actos manifiestos de abuso a menores.

Sin embargo el Vaticano, junto con dimitirlo, también le pidió expresamente al movimiento Padres de Schoenstatt preocuparse de él. Buscarle un lugar donde poner tenerlo, independiente que la justicia pueda hacer lo suyo.

No obstante, tomar esa decisión no ha sido fácil para Schoenstatt. «Nosotros no queremos que se quede en una de nuestras casas, así que estamos buscando un lugar, pero que no ha sido nada de fácil. Estamos averiguando un sitio independiente. ¿Un hogar de ancianos? Puede ser, pero hasta el momento varios hogares a los que les hemos preguntado nos han dicho que no, principalmente por todo el problema mediático, por la prensa, entonces no quieren vivir todo eso y nos han dicho que no, tajantes. Nadie lo quiere tener, es verdad. Y es un problema para nosotros como Schoenstatt, porque tenemos que buscar el lugar. Por eso digo que no es fácil, pero lo haremos para que esté en el país», dijo Moore.

Lo que sí tienen claro en Schöenstatt es que una vez que se encuentre en Chile «lo pondremos a disposición de la justicia, aunque hasta el momento no hemos sido notificado de nada. Lo que pasa es que para nosotros todo esto ha sido muy complejo y va a costar mucho tiempo para que la gente se olvide de toda esta situación. Creemos que será un proceso largo».

Que otras personas lo reciban es complicado…
Cox, quien según Moore «comprendió lo que había sucedido –tras su expulsión- y desde ese momento ha estado muy en silencio, no ha realizado ningún comentario y ha estado un poco depresivo», deberá seguramente enfrentar la justicia y también a Hernán Godoy, que tenía 13 años cuando fue abusado por el entonces sacerdote. Hoy, con 46 años, dice que «era lo que estábamos esperando». Pero para encarar ese momento, el que seguramente se dará cuando Cox esté acá, ha estado trabajando con un psicólogo, recomendado por la Fundación para la Confianza para «mirarlo a la cara y enfrentarlo como un hombre de 46 años, puesto que ya no soy ese niño de 13 años. Ahora le diría lo que esa vez no pude decirle. ¿Sabe? Quiero verlo a la cara sin miedo y decirle todo lo que he sufrido en estos 33 años».

En el grupo de laicos Juan XXIII, quienes apoyan y asesoran a las víctimas, también entregaron su opinión respecto a la posibilidad cierta de que ningún hogar en Santiago quiera tener a Cox, «porque es un personaje repudiable, del que hoy nadie se quiere hacer cargo, dado que sigue manteniendo una conducta desviada. Entonces quién lo querrá en su hogar, nadie. Es más. Es muy probable que tenga que ser su familia quienes finalmente deban cuidarlo, aunque pensamos que igual tienen que tener un grado de desconfianza por todo lo que ha pasado y de lo que se han enterado. Sabemos que la familia Cox es importante en Chile, con historia y que está ligada al mundo público, a la televisión, y Cox no deja de ser la excepción, así que en este caso por ser miembro de una familia de elite, creemos que tratarán de hacerse cargo, pero que otras personas lo reciban eso se ve bien complicado».

Veremos, entonces, qué es lo que sucederá cuando viaje a Chile, una vez que se realice una microciugía al cerebro y se complete el tiempo de recuperación.

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