«Aqui, señor, aún hay mucha tristeza y dolor en todos los vecinos», resumió Gladys Rojas, presidenta de la Junta vecinal de la población Gabriela Mistral del sector Baquedano de Coquimbo, la situación que viven a meses del terremoto y tsunami del 16S.
Reclaman «escasa agilización» de los bonos. Todavía hay gente que no los recibe. «Somos 120 jefes de hogar y de esa cifra yo creo que han recibido el beneficio no más de 70».
Les han dicho que la demora viene por problemas de datos en las fichas básicas de emergencia. «Discapacitados o adultas mayores entregaron poderes a parientes para que los representen, por eso estamos esperando»…
También hay molestia porque no han recibido subsidios, por lo que han debido hacer uso de ahorros y de ayuda de parientes para reconstruir. «Acá la gente está muy decaída. Muchos han arreglado solo sus casas. Otros se quieren ir con un subsidio habitacional a otro lado, pero hay que decir que tenemos casas que están tal cual como quedaron tras la catástrofe».
La Secretaria Regional Ministerial de Economía encuestó a 450 emprendedores de Baquedano, mediante la Ficha Única para la Emergencia Productiva, FEP.
En tanto unos cincuenta locales entre restaurantes, ferreterías, talleres, almacenes y locales de venta de repuestos han vuelto atender público.
Marina Urízar, dueña de un local de abarrotes, que sufrió la caída de muros y pérdida de insumos y mercaderías, criticó la falta de celeridad para asistir a los emprendedores que están en su misma condición.
«Para nuestro rubro la ayuda no se ve, yo al igual que otros comerciantes menores de acá, perdí mi trabajo de 45 años, de toda una vida y ahora a mis 65 años, no puedo volver a empezar de cero, a mí se me cayeron paredes las que con harto esfuerzo estoy tratando de levantarlas para reponer mi fuente de trabajo porque yo tengo una pensión miserable que no me alcanza siquiera para comer porque apneas tengo 5 mil pesos diarios para subsistir».
Llamó encarecidamente al Servicio de Cooperación Técnica, Sercotec, a apurar la ayuda para asumir el costo de las reparaciones y la compra de equipamiento. Después de 15 días me llamaron a hacer una entrega simbólica de ayuda que era un cartón como que te entregaron ayuda pero no ha llegado nada».
José Montt, que labora en una vulcanización, coincidió al considerar que la espera ha sido demasiada por lo que no le quedó más alternativa que usar ahorros y préstamos de amistades para comprar herramientas y seguir.
«Nos dijeron que en dos semanas tendríamos todo solucionado pero han pasado dos meses y no ha pasado nada, yo personalmente fui a Sercotec, ahora último y me dijeron que ahora todo debía resolverse en un mes más. Yo postulé a un bono de 2 milloens para invertir en maquinaria que le llegan al proveedor pero por mientras tuve que arrendar maquinaria que es una plata que sale de mi bolsillo».