Presidio perpetuo para homicidas de empresario minero de Cuesta Porotitos

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300  Millones de pesos como pena por el daño moral causado.

Sin señas de arrepentimiento, Víctor Luis Bolados Lara escuchó ayer la sentencia del Tribunal Oral de La Serena que le impuso, junto a su cómplice Luis Alberto Gómez Rojo quien no asistió a la audiencia, la pena de presidio perpetuo simple por el homicidio calificado del empresario Fernando Muñoz Tapia, de 57 años, a quien ultimaron en la Cuesta Porotitos, a golpes y puñaladas para luego quemarlo, el 25 de mayo del 2011.

Los Jueces basaron su determinación en los medios de prueba y los argumentos del Ministerio Público presentados en el juicio oral que comprobaron que el hecho de sangre fue cometido por parte de los sentenciados con premeditación y alevosía.

Además de la promesa de una cancelación de una deuda que el imputado Luis Gómez, le hizo a Fernando Muñoz quien era su socio para llevarlo a la Cuesta Porotitos ubicada a 20 kilómetros norte de la capital regional.

Esta sociedad era para explotar yacimientos mineros en la zona, específicamente una mina en el sector de Punta Colorada, al norte de la región, pero Gómez por estos negocios le adeudaba unos 30 millones de pesos a la víctima.

A mansalva le dan muerte quemando el cuerpo 

Una vez que Gómez citó a su socio, quien residía en Santiago, contactó a Bolados y le ofreció un pago de 250 mil pesos en efectivo para luego cancelarle 100.000 pesos  mensuales durante doce meses, para que lo ayudara a eliminar a Muñoz.
Ya en el 25 de mayo tras utilizar un taxi, Gómez  le avisó a la víctima vía telefónica que lo aguardaba en la Cuesta Porotitos.

Pero cuando el empresario llegó en su vehículo a las 13:00 horas a la reunión fue agredido sin previo aviso por Bolados, quien utilizó un fierro tipo diablito para agredirlo en la cabeza, lo que fue aprovechado por Gómez para apuñalarlo en cerca de 11 oportunidades con un arma blanca.

Consumada la muerte de la víctima por traumatismo encéfalo craneano, ambos perpetradores dejaron al occiso allí, huyendo para ir a arrojar las ropas que vestían a la altura de puente Zorrilla de Las Compañías.
Esta forma de tratar de ocultar evidencias no convenció a Gómez, y regresó el 26 de mayo a quemar el cuerpo en el mismo lugar.

Sin embargo, los restos fueron descubiertos por personas que pasaron por allí en forma  posterior informando a las autoridades.

Entre los escabrosos datos del caso, el ente persecutor comprobó que una vez que comenzaron las indagatorias de la Policía de Investigaciones, PDI, Gómez, quien tiene estudios de derecho, negó tener conocimiento de lo que le había sucedido a Muñoz, a quien calificaba como un amigo muy apreciado.

Inclusive  llegó a consolar a los parientes del fallecido, hasta que las evidencias en su contra y las declaraciones de testigos permitieron determinar su autoría y la de su cómplice.

La fiscal Carolina Caballero comentó una vez conocida la sentencia  que  está ajustada a derecho debido a que «se trata de un hecho bastante grave. Fue bastante fría la actuación de ambos acusados y en ningún momento reveló arrepentimiento de ambos. El mismo Tribunal consideró que tuvieron la colaboración de los hechos».

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