Aníbal Muñoz, dirigente de la agrupación de trabajadores de taxis Aitacol, estima que las autoridades comunales deberían hacerse cargo de los daños a los vehículos que deja el mal estado de las calles. Las últimas lluvias evidenciaron un problema que se arrastra de años, sin embargo los reclamos por perjuicios a los autos es algo que ha crecido exponencialmente en la zona.
«Ahora se paga la consecuencia de haberle tirado tierra encima, con el aguacero quedó la escoba», dice el vicepresidente del organismo, quien apura para que se inyecten dineros en el asunto.
Asegura que al menos una decena de colegas han ido a la oficina de la línea a hacer sentir su molestia. «Hay daños en las rótulas de los vehículos, en la amortiguación, y así hay varios casos que se repiten, sobre todo en Tierras Blancas, vayan a dar una vuelta y verán».
Por ello instó a ser más empáticos con la gente y la posibilidad de armar equipos de trabajo para darle una solución de raíz a esto. Plantea clausurar las calles que no estén en condiciones mínimas de funcionamiento y acelerar una inyección de recursos que permita resolver este problema de manera definitiva.
Las culpas serían compartidas entre municipio y el Serviu. «Muchas de estas calles venían con problemas de baches de larga data, pero que producto del arrastre de material removido a consecuencia de las fuertes lluvias que azotaron a la conurbación, se dejaron inhabilitadas muchas rutas e intersecciones que ponen en riesgo a la población y que impiden el normal desplazamiento del trasporte público y vehículos privados». La idea de utilizar recursos del Casino es algo que podría acabar con el conflicto, dice. «Emplazamos al Gobierno regional para que por intermedio de Serviu acelere la ejecución del contrato vigente de reposición de carpetas asfálticas», afirma el dirigente.
