Masivo presencia de vendedores ambulantes habría afectado a locatarios: «Nosotros vinimos a perder plata a la Pampilla, y trabajo», denunciaron a LA REGIÓN.

Celebrar fiestas patrias en la Pampilla de Coquimbo, no es solo algo bueno para los asistentes que participan de este evento, también lo es para aquellos que deciden trabajar y generar dinero en dicho lugar. No obstante, en esta nueva versión de la Pampilla, tanto locatarios como trabajadores se quejaron de las bajas ventas que tuvieron, donde culpan de frentón el multitudinario arribo de los ilegales.

Con carpas y toldos azules, incluso algunos en plena calle, se instalaron y ganaban clientes sin pagar ningún impuesto.

La táctica es que habrían llegado días antes y no fueron corridos, los inspectores no dieron abasto ante tanta multitud. En una explanada gigante, rodeada de cerros y pasos clandestinos, era casi obvio que eso sucedería.

PURO TRAGO
Y COMIDA

«Este año se notó una baja grandísima en las ventas, más que nada por el comercio ambulante, que ahora se ha transformado en comercio prácticamente de puro trago y comida», señaló Luis Muñoz, trabajador de la «Chichería Muñoz Carrasco», uno de los negocios más antiguos de la Pampilla, el cual se ha convertido en un lugar tradicional, caracterizado por sus famosos terremotos y su particular chicha.

En los puestos de comida y copete también alegaron de las bajas ventas por culpa de los ambulantes. En casi todos los rincones de la Pampilla había un competidor desleal.

Patricio Gallardo, locatario de la fonda «Los compipas», esboza que «a mi lado se ponen unos compadres que no pagan nada, venden las cosas a un tercio de lo que cobramos nosotros».

El hombre, molesto, aseguró que se debe a una nula fiscalización, que se ha evidenciado «categóricamente». Un exceso de puestos sin autorización y que debería haber una respuesta de parte de quienes nos cobran impuestos por estar acá», agrega.

Luis, en este sentido, expresa que es tanta la masificación de los puestos sin autorización, que hasta han logrado instalarse en el conocido «hoyo» donde se encuentra el escenario, menciona a su vez que «esta situación no beneficia a los locatarios grandes, que pagamos puestos de 5 millones de pesos».

Esta situación ha generado que los locatarios se pongan a cuestionar si volver o no el otro año a la Pampilla, si será factible o si cambiará la situación a como era antaño, cuando sacaban cuentas felices posterior a la celebración de fiestas patrias.

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