FALTA MUCHO

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Si bien lo que está pasando en el arzobispado chileno de poner cargos a disposición del Papa Francisco, tras ser aclarados en parte los muchos graves escándalos de abusos sexuales amparados por autoridades de la Iglesia, es algo duro, extremo, sin embargo no es suficiente si es que se quiere limpiar a fondo la descomposición en la Iglesia chilena.

En nuestra zona son de público conocimiento numerosos abusos, algunos de ellos sancionados por la Iglesia, pero hay otros tantos que quedan abiertos sin que se sepa de una investigación concluyente.

En el último tiempo han pasado por la zona a lo menos dos comisiones enviadas por el Vaticano para recibir declaraciones que ayudarían a aclarar estas grandes dudas, pero no ha pasado nada. Los interrogatorios apuntaban contra personajes vinculados en algún momento a la Cruz del Tercer Milenio y a otros de la zona. Dados los tiempos de las investigaciones de la Igle-sia que en el caso de Karadima fueron de casi diez años, los hechos que se investigan en nuestra zona tal vez aún están en etapa de sumario.

En tanto, la feligresía espera las señales que sobre estos acontecimientos que han conmovido al mundo, entregará la autoridad diocesana. Por de pronto, el arzobispo se remitió a una muy escueta declaración de conceptos generales que no se condicen con la connotación que tuvo esa reunión con el Papa y la propia medida de poner los cargos a disposición del Jefe de la Iglesia.

Para salir de este pantano, es necesario una cirugía mayor. Hay que limpiar a fondo la herida y si es necesario amputar, habrá que hacerlo. De lo contrario, el germen de la descomposición sigue donde mismo y apenas le den aire, volverá a aflorar. Es mejor que duela mucho una sola vez y no prolongar este triste episodio que entristece a los católicos.

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