Mejoras y complicaciones de las áreas verdes en La Serena

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Los parques Pedro de Valdivia y Gabriel Coll han sido durante años puntos de encuentro ilustres para los habitantes de la comuna. Tanto jóvenes como adultos y grupos familiares, usan cotidianamente estas áreas verdes, aunque en el segundo, también de mala manera por la extensión del lugar.

No hay un punto de comparación entre un parque y una plaza, pues estas están pensadas como espacios abiertos dentro de la urbanidad, mientras que los parques son recintos seminaturales o naturales.
En la ciudad de La Serena, los parques Pedro de Valdivia y Gabriel Coll, sin duda dos de los pulmones verdes más grandes y próximos al centro, han brindado por años una oportunidad de disfrutar del esparcimiento y el recorrido por estas ubicaciones.
Ambos recintos fueron concebidos en la década de los años 50’ y diseñados por el paisajista alemán Óscar Prager, quien llegó a Chile en 1926, justamente para diseñar un jardín en la embajada alemana.
A partir de ese instante, realizó diversos trabajos en el país, para posteriormente ser requerido por Gabriel González Videla. Sí, el Parque Pedro de Valdivia bien puede ser el área verde que legó el Plan Serena.
En cuanto al Parque Coll, los hijos de Gabriel Coll Dalmau donaron al fisco chileno esas 50 hectáreas para realizar un parque y bosque público, con el fin de honrar el nombre de su padre. Sin duda, una obra de generosidad enorme.

El esfuerzo por mantenerlos

Sin embargo, durante los últimos años el estado de ambos parques no ha sido el óptimo, y basta con prestar atención a la condición en que se encuentran sus puertas, las cuales presentan un notable abandono que ha llevado al crecimiento desmedido de maleza y vegetación.
El administrador del Parque Pedro de Valdivia, Carlos Rojas, declaró que desde que asumió, hace un año y medio, «ha habido un cambio con el poco personal con el que contamos, pero tanto dentro del mini-zoológico como en el parque, se ha logrado harto y ha sido gracias al apoyo que han brindado los trabajadores del programa Pro Empleo, a cargo del Gobierno Regional».
Cuenta que tienen una persona que se encarga del riego de las canchas y las laderas, y en cuanto al aseo, «lo estamos asumiendo con el personal de Pro Empleo, con trabajadores que llegaron hace un mes».

A pesar de sus esfuerzos, la ladera del parque está en un estado de evidente mal estado, presentando una notoria pérdida de pasto en ese sector, pero que se debe a la sequía, «por lo que el riego claro que no es el apropiado para la mantención. Estamos sectorizando los riegos en un esfuerzo de recuperar el crecimiento del pasto. Por ejemplo, con las lluvias se verdeó un poco más y atacamos con el agua las áreas verdes para poder conservar el césped que queda en la ladera», reconoce Rojas.
No obstante, destaca que desde su llegada sacaron los corrales hacia afuera, construyeron tres corrales nuevos y más grandes, para tener a los animales separados por sexo y de esta manera no se reproduzcan, «por lo que hay cambios en alimentación, infraestructura y cuidadores dentro del mini-zoológico».
En cuanto a la escasez de implementos, acotó que, «tanto personal, herramientas e infraestructura, van de la mano para mejorar nuestra situación».
Además menciona que parte importante de su trabajo ha sido controlar el consumo de alcohol y otras sustancias por parte de los visitantes, «lo que ha provocado que se vea otra clase de público que llega al lugar».

Poco control

Suerte que no tienen los vecinos de las poblaciones contiguas al Parque Gabriel Coll, quienes tienen que afrontar complicaciones a raíz del uso que dan personas en situación de indigencia, como su lugar preferido para pasar la noche. Porque, al ser un espacio abierto y de fácil acceso, ya que no está cercado en su totalidad a diferencia del Parque Pedro de Valdivia, invita a las personas que no tienen hogar a escabullirse en su interior, lo que ha derivado en reiteradas intervenciones de Seguridad Ciudadana.
Así lo manifiesta Jenifer Caviedes, presidenta de la Organización Vecinal del Casco Histórico, al exponer que «es extrema en temas de falta de cuidado, sobre todo con las personas en situación de calle que transitan por el sector. Hay gente que vive en el parque y pasa por acá todos los días».
Esta situación ha provocado ciertos percances en la comunidad aledaña, como intentos de robo o el uso de espacios públicos para que las personas sin hogar hagan sus necesidades. Una realidad que complica a los vecinos de estos sectores, quienes han visto comprometida su seguridad y calidad de vida por el poco control que existe sobre este sector de la población.

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