Sobrevivientes de la Casa de Piedra: «Donde hubo terror hoy hay vida»

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El inmueble de calle Colo Colo fue reconocido como centro de detención y tortura por la Comisión Valech en los años ochenta y ayer, Bienes Nacionales le hizo entrega la vivienda a la Corporación 16 de Octubre. Sus protagonistas, al ingresar al domicilio, volvieron a sentir un ligero estremecimiento al evocar lo que ahí vivieron.

El próximo año se cumplirán 50 años desde la dictadura militar de 1973, pero la huella de dolor todavía persiste en cada uno de los sobrevivientes y familiares de los desaparecidos por el terrorismo de Estado. También en La Serena y ayer en La Casa de Piedra, que fue entregada en una emotiva ceremonia por Bienes Nacionales a la Corporación 16 de Octubre.

De los presentes, muchos estuvieron detenidos y fueron torturados en la enorme casona de calle Colo Colo, que debe su nombre justamente a las grandes piedras a la vista de sus gruesas paredes, y que, hasta hace poco, seguía en custodia por militares.

La vivienda funcionó como prisión clandestina en aquellos años oscuros por la Central Nacional de Informaciones, CNI, “y acá estuvieron los médicos Carcuro y Guido Díaz Paci, que en cada sesión de tortura examinaba a los prisioneros y decidía si continuaban o no con las torturas, que eran básicamente golpes de corrientes, y el tipo de golpes que había que dar”, cuenta José Vega Flores (63), quien habla con la solidez de quien quiere dejar testimonio.

Jose Vega, al interior de una de las salas de la Casa Piedra

Estuvo detenido entre el 25 de mayo y el 4 de junio de 1985 y para él “son momentos duros y se recuerdan siempre, no se olvidan. Nunca había regresado, hasta ahora. Y cuesta recordar pues nos mantenían siempre vendados, así que era muy difícil ver los espacios”, señala.

Escuchar los ruidos de la naturaleza desde un enorme patio trasero, amén de un recorriendo por el lugar, lo ayudaron a descubrir dónde había estado. “Ahí adentro, en esa pieza torturaban”, indica. Y agrega: “El 18 de octubre, debido a las torturas, salió agónico Mario Fernández, el transportista de Ovalle, que posteriormente murió en el hospital de La Serena. Eran bestias humanas, acá me torturaron todos los días…”.

Un trabajo largo

De esos días terribles y de estos días de triunfo, Martín Faunes, vicepresidente de la Corporación 16 de Octubre, no puede evitar sentir un ligero estremecimiento cuando evoca lo que ahí vivió junto a otros compañeros.

“Existe alegría de que este sitio, donde hubo tanta tristeza, angustia y malos recuerdos, sea por fin recuperado. Pero estar acá es realmente sobrecogedor, puesto que las vibras todavía son malas. Pero feliz porque esto cambiará, haremos algo realmente interesante y estamos seguros de eso”.

En el inmueble, que otrora infundía pavor, Faunes estuvo detenido poco tiempo, “pero suficiente para no olvidar. Imagínate que cuando niño me apreté un dedo una vez y todavía me acuerdo del dolor que sentí. Después estuve en lo que ahora es la casa donde está Bienes Nacionales, en Santa Rosa con Alameda, en Santiago, donde fui duramente castigado y no lo voy a olvidar nunca, nunca…”.

Que ayer por fin la casa fuera entregada a la agrupación no fue sencillo, “toda vez que ha sido un trabajo largo, un compromiso que fuimos adquiriendo hace muchos años y que, a pesar de múltiples problemas, sí fructiferó. Y que era lógico que los tuviéramos, ya que a ningún Estado donde hubo una dictadura le interesa que los lugares de memoria perduren y sean testigos de lo que pasó”.

Edgardo Caravantes Olivares no estuvo detenido en la casa, pero sí en el regimiento y en cárcel de La Serena. Junto a otros recorrió su interior “y es emotivo y muy importante no solo para las víctimas, sino también para la ciudad y el país en términos de la recuperación de la memoria histórica de establecer un sitio donde hubo tanto sufrimiento y donde agonizó el transportista Mario Fernández”.

Si bien el lugar siempre ha sido sitio de memoria, el objetivo hoy es convertirlo en un espacio de reflexión para los Derechos Humanos y en eso, concuerda el delegado Presidencial, Rubén Quezada.

“He dicho en otras intervenciones que hay actividades que a uno le gusta asistir y en esta, en un comienzo había mucha felicidad, mucho reencuentro, sintonía. Sin embargo, al caminar por los pasillos de la casa es imposible no estremecerse, no sentir cosas. No puedo ni siquiera imaginar lo que fue para quienes estuvieron acá, de verdad que no logró dimensionar lo que se vivió, pero como Gobierno estamos comprometidos en avanzar por la verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición”.

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