Geisha Bonilla: Una mistraliana del puerto entre los 10 mejores profesores del mundo

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Geisha Bonilla Cortés es oriunda del puerto y egresada de Castellano y Filosofía de la ULS. La mujer de 58 años, madre de cuatro hijos, fue distinguida como la única docente latinoamericana entre los 10 finalistas del Global Teacher Prize 2023, conocido internacionalmente como el «Nobel de la Enseñanza». Aquí, cuenta su paso por colegios de la zona, como alumna, maestra y directora. El legado de su máxima referente, Gabriela Mistral, y toda la antesala de su viaje a Francia para asistir a una jornada que podría ser histórica.

De Coquimbo no más. Cierta confusión había sobre la tierra natal de la destacada profesora, pues en las primeras impresiones que salían en la prensa tras obtener su notable condecoración, se relevaba casi en su totalidad su labor en la Isla de Pascua, lugar donde hace clases en la actualidad. «Mi corazón está arraigado en Coquimbo, pero me crié en La Serena, mis hijos son serenenses», dice a La Región.
Desde Rapa Nui recibe nuestro llamado. En la tierra de los moáis está a cargo del Colegio Lorenzo Baeza Vega. Aquella labor, que se engloban en más de 30 años de experiencia y su vínculo casi de película con la poetisa de Vicuña, la hacen estar tocando la cima del cielo en cuanto a su profesión.
Más de 7 mil postulaciones y nominaciones de 130 países de todo el mundo, recibió la competencia organizada por Fundación Varkey y Unesco. Por lo que el mérito es triple. Viajará a Paris, Francia, el próximo miércoles 8 de noviembre, a la asamblea general de la instancia internacional, momento en el que se conocerá al ganador del Top Ten de profesores del orbe, quien recibirá, nada más ni nada menos, la suculenta cifra de un millón de dólares.

INFANCIA

«Mis primeros recuerdos en Coquimbo son mi infancia en El Llano, mis padres todavía viven cerca de la Plaza del Cohete. Originalmente mis abuelos eran de la Hacienda Miramar, actual Sindempart, sector El Sauce, de allá arriba somos los Bonilla-Cortés», agrega la profesional de la educación.
Eran los primeros pasajes del 1900, cuando por esos años su familia habitaba la mencionada y famosa hacienda. Es allí, en ese predio, donde también nace su particular nombre, ese por el cual ha tenido que dar explicaciones durante toda la semana, dice entre risas.
«Todos me preguntan con extrañeza por qué me llamo Geisha. La historia es que mi mamá se llama así, todo esto se remonta por esos años, 1920, cuando mi abuelo materno, don Juan Cortés, era el administrador de la hacienda de la que era dueño el inglés Mac-Auliffe, entonces quienes vivían adentro eran inquilinos, básicamente campesinos a quienes le daban techo y comida a cambio de trabajar la tierra. Ahí estaba mi abuelo, Alejandro Bonilla, ahí nació mi papá, entonces pasa que la madre (abuela) era de la familia de la administración, mientras mi padre y su familia trabajaban como inquilinos».
Agrega «En ese contexto es que el inglés venía a Chile en viajes repentinos una vez al año para ver la producción de sus terrenos, y solía traer regalos a los inquilinos, shows, espectáculos y fiestas. Un año trajo una obra de teatro que se llamaba la Geisha, en donde había un actriz que se caracterizaba como esta japonesita. Por ese tiempo justo mi abuela estaba embarazada, entonces mi abuelo tomó la determinación de ocupar ese nombre, que finalmente terminó traspasándose a mí».
Se fueron a vivir a La Serena, a la Población El Romeral, debido a que su padre era funcionario de la Compañía del Pacífico. Estudió la básica en la Escuela Número 2, aunque en el Cardenal Caro de Coquimbo hizo el octavo, mientras que fue en el Santa Marta, en el puerto, donde realizó la media.

«LA DOCENCIA ME ENCONTRÓ A MÍ»

Siendo niña, tuvo temprana habilidad para escribir. De hecho, cuenta que es su talento con la pluma la que la motivó a estudiar pedagogía. Sus gustos estaban ligados a la antropología, pero como la carrera no estaba en la región de Coquimbo, su padre le dio un portazo a la idea de financiarla en otra ciudad. «No había plata», advierte.
«De chica escribía poesía, había ganado premios, pero jamás pensé en ser profesora, la vocación me encontró, la pedagogía me encontró a mí. Me gustaba escribir tanto, que vi en Castellano y Filosofía una buena opción para perfeccionar mi técnica de la escritura narrativa, pero todo cambió hasta que me tocó hacer la práctica profesional en un cuarto medio de electricidad del Liceo Industrial José Tomás Urmeneta García».
«Un grupo de alumnos no me dejaba hacer clases, me molestaban en presencia de mi supervisora, que no me tenía mucha fe, hasta que un estudiante llamado Carlos me dio su apoyo, me decía vamos profe, usted puede, ese fue el mejor impulso que tuve, saqué la voz como nunca imaginé y me empoderé hasta el día de hoy», señala la profe.
Ya con cartón en mano, comenzó a tener puestos importantes en la educación regional. Su paso por el Colegio San José, dice, la marcó a fuego. En ese recinto prácticamente se formó, dice orgullosa, dándole créditos a su equipo. «Sin la dirección que había, nada hubiese sido posible en ese colegio, esto del premio también tiene que ver con eso, no es un logro individual, es un reconocimiento a cientos de profesores que trabajan en equipo, especialmente a los de regiones».
En el establecimiento Manuel Montt, de Coquimbo, también dejó huella. Doce años pasó entre esos pasillos. Teniendo solo 29 años ya estaba metida en la UTP, o encargada de planificación de establecimientos locales. Luego de eso se fue a España a realizar un postgrado que consiguió por una beca del gobierno de ese país.
Logró hacer clases en distintas universidades privadas de la región, donde se imparte la carrera de Pedagogía en Lenguaje, aunque reconoce que su gran sueño frustrado es poder hacer clases en su alma mater, cuestión que no se ha dado simplemente, puntualiza la profe Geisha. «Siempre ha sido un sueño dar clases en la Universidad de La Serena».

EL VALLE, LA GABRIELA

Su ruta continuó camino al Valle de Elqui. Llegó a la dirección de la Escuela Gabriela Mistral, en MonteGrande. Dice que la Premio Nobel de Literatura es su ídola y que merece ser homenajeada con el nombre de la región de Coquimbo. Recuerda con nostalgia el vínculo y ese hermoso parangón de situarla en el mismo lugar que la poetisa.
«Estamos en deuda con Gabriela Mistral, una deuda histórica como país, en relación con todo lo que esta mujer ha aportado en literatura, en potenciar el rol femenino. Yo hice mi tesis sobre Gabriela e intento plasmar su sello mistraliano en mis clases,en los colegios en los que estoy a cargo. Ella (Gabriela) decía ama, si no puedes amar mucho, no enseñes a niños. Esa es mi línea».
Pasó el tiempo y por la Alta Dirección Pública llegó a la Isla de Pascua. Es directora de un colegio isleño desde el 2020, momento en el cual tuvo que asumir el desafío de educar durante la pandemia de Covid-19. A través de un innovador programa educativo televisado, pudo llegar a sus estudiantes y conectarlos con su aprendizaje. Además potenció el plan de inmersión, donde cada asignatura del establecimiento se imparte en lengua rapanui.
Su trabajo significó un aumento progresivo en la asistencia de los alumnos, que subió de un 73% en 2019 a un 93% en la actualidad. Su trabajo le permitió estar entre los cinco docentes finalistas de la versión nacional del Global Teacher Prize, organizado desde 2016 por Elige Educar.

RECONOCIMIENTO

Estos días han sido de pura emoción, cuenta Bonilla Cortés. Ha recibido mensajes de sus ex alumnos de Coquimbo. «Es muy gratificante cuando mi madre me cuenta que fue atendida por un alumno o alumna mía en el puerto, yo también me los he encontrado a muchos desarrollados profesionalmente, pero lo más importante, como personas. Y claro, muy contentos han estado todos dando muestras de satisfacción por el reconocimiento de los últimos días».
Este lunes toma un avión a Francia para ser parte de la ceremonia que la podría dejar como la mejor de las mejores. Cree que puede dar la sorpresa aunque asegura que ya estar entre un grupo selecto la deja más que pagada. Cita donde la ciudadanía y otros profesionales propone nombres de candidatos al organismo encargado del premio en Chile, Elige Educar, instancia independiente con trabajos en conjunto con el Ministerio de Educación.
«Lo del premio parte en 2021, donde quedé entre los cinco finalistas de Chile, pero no gané, lo que ocurre que como el premio no se hizo por pandemia, la fundación a cargo pidió todas las postulaciones de los años posteriores, y ahí se fue la mía, entre más de 7 mil».

CRISIS EN EL SISTEMA

Como docente, le es imposible no referirse a la crisis por la que pasa la educación en el país, con el destape de precaridades que sufren recintos del Slep Puerto Cordillera.
«Creo que la problemática mayor en educación es que todas las políticas son de Gobierno y no de Estado, entonces debe ser prioridad número uno, debemos brindar las condiciones para que el proceso formativo se lleve a cabalidad, de buena manera, con buena infraestructura, que haya luz, agua, confort, yo lo comparo con los médicos, que si no tienen los implementos, se les muere el paciente, a nosotros igual, pero trabajamos con la espiritualidad de los niños», sentencia la profe coquimbana Geisha Bonilla.

 

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