En el Francis School de Coquimbo denuncian graves casos de bullying

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«No nos callarán», decía el lienzo que los estudiantes del establecimiento Francis School, del sector Sindempart de Coquimbo, desplegaron durante la jornada del día lunes en señal de protesta. Reclaman un presunto silencio de parte de las autoridades del colegio ante una serie de denuncias por maltrato entre compañeros. Casos con serios antecedentes de abuso, conocido mundialmente como «bullying». Crisis que estaría afectando fuertemente a la convivencia escolar desde el año pasado y que parecieran haber «reventado» durante la última semana.

El colegio de la calle Los Tulipanes con los Copihues, se divide en dos recintos, uno desde sala cuna a quinto básico y otro para estudiantes de la media. Había sido el jueves y viernes de la semana pasada cuando los alumnos más grandes realizaron una manifestación pacífica, poniendo por primera vez en el 2022 sobre la mesa una problemática que aseguran «no tiene vuelta atrás».

Ayer adolescentes de primero a cuarto medio volvieron a tomarse el recreo para reclamar de manera concreta sobre una presunta escalada de casos relacionados a agresiones físicas y verbales, donde alumnos más fuertes estarían haciendo daño a los más indefensos.

Ubicado a pasos de la playa La Herradura, el «Francis», como se le conoce en el puerto, habría perdido la buena fama que tenía en antaño, cuentan apoderados en las inmediaciones del recinto, luego de enterarse a través de las redes sociales sobre preocupantes publicaciones que han aparecido en internet.

No dan el nombre, pues aseguran que las represalias caerían de inmediato contra sus hijos. Mujeres preocupadas ante lo que veían en redes sociales y otras queriendo exponer su caso personal, y que afecta dolorosamente a menores. Coinciden todas en que los antecedentes estarían en manos de la fundación que dirige el colegio, pero que sin embargo no han tenido respuestas de parte de la dirección.

«El inspector general tiene un cuaderno lleno de casos de bullying que investigar, el mismo lo mostró a un grupo de apoderados que fueron a reclamar, claramente queriendo bajarle el perfil a un caso en particular. Entonces se han ido normalizando los ataques, desde un tiempo a la fecha que esto se salió de control. Aparte de la responsabilidad del colegio como encargado de velar por la paz de nuestros hijos en el recinto, la culpa la tienen los padres de estos chicos, al final de cuentas los niños son el reflejo de los padres», dice una apoderada.

Un hecho inédito relata otra de las mujeres que merodeaban el recinto ayer. Dice que su hija increíblemente tuvo que pedirle perdón a un compañero que la vendría hostigando desde el año pasado. La alumna, cansada de las humillaciones verbales y físicas, habría respondido con un puntapié en las canillas, lo que hizo que tenga que pedirle disculpas al supuesto afectado.

«De víctima a victimaria, así para hacértelo simple. Es increíble esta situación y el colegio no hace absolutamente nada. No solo la trata mal, le jalaron el pelo y golpearon su cara. Y así hay varias denuncias donde han encontrado a chicas llorando en los baños y los inspectores no hacen nada».

Una ex alumna del Francis School, hoy tiene a su pequeña hija cursando segundo básico en el recinto. Se queja que al interior de la sala, un compañero de tan solo siete años, tendría a todo el curso vuelto loco.

«Es un niño que molesta a todos. Anda bajando los pantalones, pegando y zamarreando a cualquiera que se le ponga enfrente. El problema es que el colegio se escuda en la ley de que no pueden deshacerse de un niño problemático y que tiene que intentar reintegrarlo a la comunidad como sea. Sin embargo, una y otra vez vuelve a sus mismas actitudes. Uno entiende que es solo un niño, pero vemos que pasan los días y no hay una reacción clara de las autoridades, ese menor necesita otro tipo de ayuda».

«Lamentablemente hacen juegos violentos, se separan grupos, los pepes versus los no se cuánto, y empiezan con la violencia…»

Su testimonio hace referencia a que presuntamente, las autoridades del colegio perdieron el control de la administración debido a una actual sobrepoblación del recinto. «Antes, existía solo un curso por nivel, y ahora hay tres. Claramente se fueron quedadando corto en todos los sentidos, de gestión e infraestructura.».

Y continúa, «el colegio siempre tuvo esa fama de buen recinto, buenos profesores, bien ubicado, y esas cosas. Digamos que era gente de clase media alta, hay varios hijos de mineros. En mis tiempos yo tenía compañeros adinerados que molestaban como todos, siempre a los más indefensos. No obstante, hoy los tiempos cambiaron y pareciera acrecentarse cada vez más esta situación en el Francis».

Otra arremete escribiendo en sus redes «No sé cómo será ahora el colegio, pero mi hija mayor el año 2002 sufrió mucho por parte de sus compañeros, mucha discriminación porque venía del campo, hasta la escupían, y la dirección del recinto nunca hizo nada en aquella época. Así que opté por cambiarla y todo bien. Finalmente, no era ella el problema. Ahora mi hija es profesional, una exitosa ingeniera agrónoma a pesar que veníamos del campo», dijo la mujer usuaria de facebook.

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