Venta de terrenos con «promesas» no siempre son un buen negocio

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3 (4)Luis Segovia pensó que había logrado concretar el sueño de su vida. Después de muchos años trabajando en una minera, hace tres que llegó a La Serena y compró un sitio en el camino a Vicuña. La idea era construir una pequeña casa y pasar una vida tranquila en un espacio campestre. Sin embargo, no todo resultó como quería.

Desde que compró su sitio, está intentando instalar en él los servicios de agua potable y energía eléctrica. Pero no lo puede hacer aún, porque se trata de un loteo que no está regularizado.

«Estoy decepcionado y la verdad es que no tengo cómo solucionar mi problema», contó.

Su historia se repite miles de veces en nuestra zona, donde muchos adquieren pequeñas parcelas y después se dan cuenta que es muy difícil poder instalar ahí los servicios básicos.

Al respecto el seremi de Vivienda y Urbanismo, Erwin Miranda Veloz, comentó que desde la perspectiva del ministerio los planos reguladores intercomunales (PRI), lo que se busca es generar villorrios, para generar zonas de concentración de la población en las zonas de extensión urbana.

«El hecho de que la ruralidad crezca de manera dispersa conlleva una serie de efectos desfavorables para la propia comunidad», explica.

Comentó que primero que nada se complica el acceso expedito a los servicios básicos. La alta dispersión crea circunstancias desfavorables para que después puedan generarse proyectos de alcantarillado.

Por eso, este tipo de loteos van en la línea contraria de lo que el Minvu está impulsando a través de los planos reguladores intercomunales.

«Queremos generar concentraciones habitacionales, para efectos que sea más viable la materialización de proyectos que permitan tener calidad de vida», es decir acceso a los servicios básicos», detalló Miranda.

Otro de los temas que también afecta a quienes compran este tipo de propiedades es también la seguridad, porque al vivir en una zona tan dispersa es más difícil poder controlar la delincuencia, esto por la lógica demanda de recursos que generaría cuidar zonas tan extensas.

El Seremi también sostiene que es difícil poder acceder en esas zonas a servicios como postas, colegios y otros similares, que sí están en las ciudades y en sus cercanías. De igual forma como conseguir que la municipalidad los incluya en el retiro de la basura.

Jennifer (cuyo apellido pidió mantener en reserva), contó que también compró un terreno con su familia y uno de los principales problemas que tuvo que sufrir fue de salud.

«Sacábamos agua de pozo y nos dimos cuenta con el tiempo que se había contaminado el agua, por la cercanía de la fosa séptica que teníamos cerca de la casa», comentó.

El seremi dijo que en lugares como Pichidangui y Los Vilos, la dispersión de las viviendas hace que la situación sea inabordable de manera directa por las autoridades de vivienda y las municipalidades.

En dichas comunas, se calcula que existen del orden de las 10 mil viviendas, instaladas en loteos irregulares, lo que genera una escala que es muy compleja de poder solucionar por parte de los organismos competentes.

Además otro de los problemas que tienen los loteos irregulares tienen que ver también con los accesos que quedan para los propietarios.

«Hay que tener en cuenta que en el caso de este tipo de loteos, los compradores sólo adquieren derechos. Eso es un tremendo riesgo, porque en la práctica no son propietarios», dijo.

Por ello, el seremi insistió que la ley vigente establece que las superficies prediales mínimas son 5 mil metros cuadrados. Eso permite su inscripción regular y por supuesto ser propietario.

Por eso, al ser inferior a esa cantidad de metros cuadrados, lo que se está adquiriendo es un derecho, que es bastante diferente a ser propietario.

«Esto nos llama la atención, pero lamentablemente es un fenómeno que se ha masificado», manifestó el seremi.

Por ahora, este tipo de negocios sin ser ilegales, se trata de un acuerdo entre privados, en el que el comprador asume un riesgo muy alto.

Miranda insiste que este es un buen negocio en el cual los compradores, que en definitiva son familias, deben preocuparse mucho de detalles del negocio a fin de no comprar un terreno que le va a generar problemas.

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